Estudio de caso:
Tierra Nueva
Una nueva perspectiva desde lo local
Guatemala estaba sumida, desde 1960, en una guerra civil. En el seno del Estado idearon la forma más extrema de atacar y aniquilar a las fuerzas guerrilleras: desarmarla desde sus mismas bases civiles y ciudadanas. Fue así que las políticas contrainsurgentes se convirtieron en un arma contra la ciudadanía y, en particular, contra los pueblos indígenas.
Huehuetenango es un departamento históricamente multiétnico y fronterizo. Por ello, la diversidad y el movimiento son parte de la idiosincrasia del territorio. Sin embargo, en la guerra civil estos aspectos cobraron otro significado.
El departamento no estuvo libre de la violencia ni represión de esa época. El Estado militar masacró comunidades rurales. En el contexto huehueteco, de presencia multiétnica, las masacres adquirieron un matiz particular. Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), el 83% de las víctimas de la guerra civil fueron indígenas. Por tanto, las políticas contrainsurgentes del Estado fueron, al mismo tiempo, una política de genocidio contra los pueblos indígenas.
Por otro lado, la violencia estatal provocó a numerosas familias de Huehuetenango al exilio o clandestinidad. El desplazamiento forzado de estas poblaciones las llevó a refugiarse a México y Estados Unidos o a esconderse a los cerros que han custodiado por siglos las tierras huehuetecas.
Con todo, fue una guerra que, según la CEH, dejó más de 200,000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, y más de un millón y medio de personas desplazadas.
Sin embargo, en 1996, tras 36 largos y cruentos años, se firmaron, en la ciudad capital, los Acuerdos de Paz que darían cese al fuego y los conflictos entre el Estado y la guerrilla. Sin embargo, muy lejos de la capital, la paz no representaría mayor cambio material ni el ápice de una promesa de un renovado rol del Estado en el desarrollo de una nueva sociedad. Fue una paz oficial.
Al amanecer del nuevo milenio, Huehuetenango se agitaba por dentro. Por una parte, la paz oficial hizo fluir nuevas migraciones: los retornados del exilio y la clandestinidad, que se sumaban a los sobrevivientes de la guerra que permanecieron en el departamento. Personas cuyas vidas estaban marcadas por el trauma emocional, la precariedad económica y el despojo comunitario de la guerra.
En especial las juventudes y las infancias que las familias retornadas acarreaban desde el destierro o, en casos más lamentables, que estaban en orfandad absoluta. Una juventud, una infancia sin oportunidades y desarraigada.
Por otro lado, los Acuerdos de Paz resultaron ser para el país una apertura al enfoque y ayuda internacionales. Así, Guatemala recibió influjos de proyectos y financiaciones extranjeras que tenían por objetivo cumplir mucho de lo estipulado en los Acuerdos.
Para Huehuetenango no fue extraño este fenómeno. Proyectos ambiciosos de parte de la Unión Europea y la cooperación internacional fueron notorios en los primeros años de los 2000,cuyo principal tema era el desarrollo económico.
En esos primeros años, asimismo, ocurrió una pequeña vibración que, entre toda la agitación y movimiento que bullía en Huehuetenango, cualquiera la hubiera pasado como imperceptible. Era 2002 y un grupo de profesionales huehuetecos de distintos campos, además de colegas, identificaron meridianamente el contexto en el que se encontraba el departamento.
A partir de las discusiones y análisis que sostenían en reuniones en las salas de sus casas, el grupo observaba el potencial de los nuevos proyectos en Huehuetenango. Sin embargo, cuestionaban que estas iniciativas internacionales traían equipo extranjero para implementar propuestas foráneas en un territorio que no era el suyo. Disputaban aún más la forma de estos proyectos, pues no conocían de fondo las necesidades locales ni empleaban a profesionales huehuetecos.
Otro punto contra el que objetaban era el enfoque de los proyectos. Enmarcados y enfrascados en el desarrollo económico, las iniciativas internacionales se quedaban corta a la visión común del grupo: un desarrollo humano.
El grupo era joven. De ahí que fue especialmente importante la educación. Eran jóvenes adultos que conocían la situación de la juventud en la ciudad huehueteca y, sobre todo, en las aldeas más remotas y olvidadas. Asimismo, las migraciones de retornados y los campamentos de refugiados por la guerra estaban llenas de jóvenes que se encontraron con tierras desabastecidas de servicios, entre ellos la educación.
Ante este contexto, el grupo decide fundar una organización que ampliara el enfoque de desarrollo que existía en esos años, que incorporara a personas locales que conozcan de cerca Huehuetenango y que considerara a la juventud como prioridad. Una organización que representara una apuesta local sobre la paz oficial y el desarrollismo internacional.
Así nace Tierra Nueva.
Un contexto histórico de Huehuetenango
Antes de introducirnos a la historia de Tierra Nueva, es necesario entender el contexto histórico de Huehuetenango. Su historia traza cómo el departamento se ha caracterizado, en especial, por su riqueza étnica y su cualidad fronteriza, y los pesares que ha sufrido en detrimento de esos aspectos históricos.
Huehuetenango antes del siglo XX
Actualmente, Huehuetenango se encuentra en el noroccidente de Guatemala. El departamento está compuesto por 32 municipios. Se caracteriza por ser una región multiétnica, donde reside población mam, q'anjob'al, k'iche', jakalteko/popti', akateka, chuj, chalchiteka y awakateka. Alrededor del 65.2% de la población se identifica como maya.
La diversidad multiétnica de Huehuetenango se remonta hasta el periodo prehispánico1, pues desde entonces ha estado habitado por poblaciones indígenas. Fue una región estratégica para la Mesoamérica de antaño, ya que funcionó como un puente de comunicación y tránsito entre el sur y norte. Por tanto, ha sido históricamente un territorio de frontera, migración y movimiento, que fue aprovechado comercial y políticamente por los señoríos prehispánicos de Huehuetenango.
Con los procesos de invasión y colonización española a partir de 1492, se introdujeron múltiples cambios en los patrones de asentamiento (las reducciones de indios), una nueva dinámica de poder (la esclavitud indígena) y un sistema diferente de justicia y gobernanza (la pigmentocracia). La colonización española con fuerza militar y evangelio resquebrajó y transformó irremediablemente la vida cultural, social y política de los pueblos prehispánicos2.
No es hasta 1866, en el periodo liberal, que Huehuetenango se estableció oficialmente como departamento. En esa época, el establecimiento de un Estado de modelo económico agroexportador concretó una serie de cambios que impactarían negativamente a la población indígena del departamento. El acceso y control sobre la tierra para la población indígena eran limitados ante los procesos de despojo y privatización, que motivó mucha conflictividad, violencia y represión.
Huehuetenango en la guerra civil
En el siglo XX uno de los sucesos más decisivos para Huehuetenango fue la guerra civil.
El Ejército Guerrillero de los Pobres llegó al departamento a mediados de la década de 1970 e inician los primeros contactos con la población. A lo largo de los años se extenderían a lo largo y ancho del departamento, pero las acciones guerrilleras se intensificarían a principios de los 80. Además, el abandono estatal y la presencia de órdenes religiosas fomentaron la organización comunitaria y la concientización política de la población.
Ante estas dinámicas, el Estado militar, particularmente bajo los gobiernos autoritarios de Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt, respondería con estrategias contrainsurgentes, de carácter violento y represivo, e identificaría a la población civil como un objetivo a desarticular y neutralizar. Fue así que Huehuetenango pasó a ser el desolador escenario de varias masacres; entre ellas, en la finca San Francisco Nentón, Santa Cruz Barillas y San Mateo Ixtatán.
La violencia atroz del conflicto armado fue motivo de desplazamiento para la población de Huehuetenango. Varios habitantes decidieron refugiarse en México o Estados Unidos, así como inmigrar a otros sitios del país.
Huehuetenengo en el siglo XXI
La presencia del Estado en el departamento de Huehuetenango se ha caracterizado por ser bastante limitada, sin olvidar que en gran parte del siglo XX el ejercicio estatal ha sido políticas de represión y exterminio cuando, en efecto, ha estado. Además, al encontrarse en una zona aislada, la injerencia del gobierno ha sido prácticamente nula.
Debido a esta pobreza general en muchos sitios del departamento, Huehuetenango se ha convertido en uno de los principales sitios que expulsa migrantes y uno de los departamentos con mayor recepción de remesas a nivel nacional. La migración se ha convertido en una alternativa para varias familias en la región para acceder a oportunidades económicas y laborales. Las remesas, asimismo, se han convertido en una fuente fundamental para el sostenimiento de familias y comunidades, invertidas por lo general en viviendas, vestimenta, alimentación, salud y educación.
Por otra parte, junto a Totonicapán y Alta Verapaz (departamentos, por cierto, con una mayoría indígena), Huehuetenango presenta unos de los peores índices en materia de educación, embarazos adolescentes, uniones a temprana edad, migración infantil. Esta situación se refleja en el acceso escolar, especialmente a los grados de secundaria y diversificado, la infraestructura tecnológica requerida para la enseñanza y la deserción escolar. Así, la pobreza, la falta de presencia estatal y la migración han sido aflicciones profundas que han afectado a la educación.
Una Tierra Nueva en Huehuetenango
En 2005 se inscribe legalmente Tierra Nueva como una organización no gubernamental (ONG)3. A pesar de las buenas intenciones y las expectativas emocionantes por comenzar un trabajo distinto e influyente en Huehuetenango, los primeros años de la organización fueron difíciles. Una primera época que, con el tiempo, quedó como un lejano recuerdo que ahora contrasta con la notable trayectoria que ha demostrado Tierra Nueva4.
Los inicios difíciles
Los cofundadores de Tierra Nueva recuerdan que “teníamos que ir a tocar puerta en puerta” para conseguir alguna esperanza, por pequeña que fuese, de financiamiento. Los contactos, acercamientos con autoridades y donantes, a quienes les presentaban sus propuestas y proyectos, terminaron en decepción. Nadie ni nada volteaba a ver a esta desconocida y novicia ONG, excepto ofreciéndoles una misma frase condescendiente: “si sobreviven en cinco años, nos buscan”.
Así transcurrieron los dos primeros años tras la legalización de Tierra Nueva: tocar puertas que eran cerradas al instante. Además, el equipo de entonces era voluntario, movidos por su sueño y deseo de dar marcha a Tierra Nueva. Con esa actitud ferviente ganaron, por fin, su primer proyecto.
En 2007 la Unión Europea (UE) aprobó, ante la alegría, y cierta sorpresa, de Tierra Nueva, su proyecto de violencia intrafamiliar. Los cofundadores rememoraron aquellos distantes años en que lograron su primer proyecto:
Creo que somos atractivos como organización. Nuestra propuesta era y sigue siendo atractiva. Lo que se proponía era algo objetivo, que las mujeres tuvieran acceso para orientarse en tema judicial y psicológico. Le apostábamos a la prevención, la importancia de que la familia viva y conviva bien. Éramos una ganga, muchas acciones con poco recurso: consultorías, los centros de orientación legal y psicológica, la formación de las promotoras comunitarias, programa radial, perifoneo. Las acciones eran objetivas, era concreto y relativamente económico.
En ese entonces Tierra Nueva cohabitaba con otras numerosas organizaciones más grandes y reconocidas. Sin embargo, las propuestas atractivas, el equipo pequeño y profesional, la amplia gama de acciones consideradas de los proyectos y, sobre todo, el constante esfuerzo de no claudicar en su búsqueda de apoyo y financiamiento, fueron la combinación perfecta para que la UE creyera, por cuatro años, en Tierra Nueva.
El polifacetismo y el arranque del crecimiento
Una de las características destacadas de Tierra Nueva es su polifacetismo. Desde un principio han considerado elaborar propuestas revestidas de enfoques diversos y trabajar proyectos en temas distintos, sin obviar las necesidades, algunas más urgentes que otras, de Huehuetenango, sus comunidades y sus habitantes. En el núcleo del polifacetismo reside la visión integral de la organización y el equipo. Así, necesidades intrincadas de un territorio complejo requieren de soluciones y aproximaciones que atiendan los muchos aspectos implicados.
En un comienzo, tras fundar la organización, establecieron una serie de áreas estratégicas. Fueron originalmente 12. Como reconocen ahora los cofundadores, toda organización naciente, entre la emoción y el impulso, tiene un arrebato de ambición, de resolver el mundo. En el caso de Tierra Nueva, resolver Huehuetenango.
Referimos esta primera estructura estratégica para constatar la extensión polifacética del quehacer profesional de Tierra Nueva. En esta línea consiguen, en esa primera época, nuevos socios que dan arranque a un crecimiento paulatino.
En 2008 se vinculan con el Programa de Naciones Unidas. El proyecto consistió en promover una política pública contra el racismo y la discriminación, en virtud de atender las secuelas de la guerra civil en Huehuetenango.
Fue una alianza fundamental y fructífera para Tierra Nueva, pues ha sido el único programa que ha intervenido en los 31 municipios del departamento. Gracias al mapeo y los trabajos de campo, conocieron aún más de cerca las entrañas, las geografías y las comunidades de su departamento. Fue una base que les serviría, más tarde, en la ampliación de su trabajo fuera del municipio de Huehuetenango.
Dos años después se asocian con PCS en un programa de derechos humanos en países posconflicto. Tierra Nueva implementó un conjunto de acciones: círculos de reflexión, de no violencia, idiomas mayas, la recuperación de la tradición oral, el diálogo familiar. Por otra parte, este proyecto marca, con más ahínco, uno de los aspectos esenciales del trabajo de la organización: la producción de materiales.
En Huehuetenango hay nueve comunidades lingüísticas. Las personas lo hablan, pero no lo leen. Sacábamos materiales en los idiomas, pero no lo podían leer. Si lo entendían, hacíamos ese material. Si no, los círculos de reflexión entorno a lo que escuchaban. Se fortaleció a jóvenes de distintos municipios para hacer programas de radio en torno a temas de lo que pasaba en sus comunidades. Así empezaron los voceros comunitarios.
2010 fue un año fundamental para Tierra Nueva, pues los dos proyectos se convirtieron en bases sólidas de un crecimiento que aún continúa. Por otro lado, se alían con Child Fund International (CFI), que representaría un parteaguas para la organización, sobre todo en su trabajo de educación. Su alianza con CFI significaría la arcilla con la que moldearían su particular pedagogía.
La pedagogía alternativa de Tierra Nueva
Tierra Nueva ya tenía una trayectoria reconocida en 2010. De ahí que CFI buscó a la organización para formar una alianza. Para Tierra Nueva esta asociación implicó establecer un enfoque específico en educación, que previamente no existía con tal fuerza. Al punto que ahora es una área programática llamada Educación Alternativa, pues es fundamental en el trabajo actual de la organización.
La alianza con CFI ha sido vital para Tierra Nueva, en tanto ha representado una fuente de financiamiento y recursos que aún hoy se mantiene vigente. Sin embargo, no ha sido de una sola vía. El equipo de Tierra Nueva ha adaptado sus ideas y métodos a la estructura de CFI. Asimismo, la constante comunicación, “un tira y encoge” como reconoce el equipo, con el donante ha resultado en negociaciones y ajustes que han permitido a Tierra Nueva a no renunciar de su visión original.
La guía e instrucción de CFI hizo que acoplaran su estructura de grupos por edades. Sin embargo, no significó una adaptación literal ni absoluta. Más bien, fue una base donde cimentaron su proyecto educativo con sello propio. Con todo, ha sido Tierra Nueva la principal protagonista en construir su pedagogía alternativa.
Educar la infancia
El primer grupo que atienden en Tierra Nueva es el de infantes de 0 a 5 años. Con este grupo etario enfocan programas y actividades para desarrollar la estimulación y destrezas tempranas. El propósito no solo está en el desenvolvimiento personal de los infantes, sino prepararlos para la educación preescolar.
Nos llevaban a pesarnos, tenían un centro, nos daban medicamientos, era un control de la parte de salud. Después nos llevaban a formarnos, para pintar, algo más lúdico. Mi mamá me contaba que nos ponían a jugar con juguetes, aprender los colores, motricidad. Después nos llevaban a un lugar donde jugábamos con otros compañeritos.
En este primer grupo etario lo más destacable es el giro comunitario de Tierra Nueva. Sin perder sus principios de apostar y fortalecer por lo local, trabajan con madres de las comunidades donde trabajan los programas.
Formamos a madres guías que son de comunidad. A ellas se les da un proceso de formación para los distintos niveles de estimulación. Luego ellas son las que van a desarrollar la actividad con las madres objetivo, les llamamos, que son las madres que ya llevan a sus hijos a los centros comunitarios de estimulación. Estos centros comunitarios funcionan en diferentes espacios. En el mejor de los casos en un aula que prestan, pero cada vez es más difícil. El otro espacio ha sido el de salones comunitarios. Pero lo más significativo para nosotros ha sido de en el marco de darse cuenta las familias, las mujeres especialmente, de este beneficio que va teniendo para sus hijos la estimulación. Por eso nos han ido cediendo casas particulares, un corredor o dando un cuartito donde se guardan todos los materiales. Cuando se va a dar la sesión sacan todo eso a un gran campo y ahí se desarrollan las actividades.
Este enfoque comunitario no solo les ha acercado a las comunidades, a crear un vínculo y confianza con las participantes de los programas, sino tiene una función práctica. Al capacitar a un grupo de madres guías que, más tarde, atenderán a un grupo de madres objetivos con un o más hijos, robustecen el alcance del programa a través de la comunidad. Según el equipo de Tierra Nueva, el enfoque comunitario ha logrado trabajar con alrededor de 500 infantes.
Educar la niñez
El segundo grupo está conformados por niños y niñas de 6 a 14 años. Debido a que están en etapa escolar, Tierra Nueva centra las matemáticas y la lectoescritura en sus programas. Sin embargo, tienen el sello alternativo de Tierra Nueva. En cuanto a las matemáticas, la enseñanza no se restringe al aprendizaje formal de los contenidos matemáticos, sino en fortalecer el razonamiento lógico y el pensamiento crítico.
Por otra parte, a lectura y escritura son destrezas fundamentales de la enseñanza. El programa de lectoescritura de Tierra Nueva promueve y ejercita a los niños y niñas a escribir sus propios cuentos. Estos textos luego son reunidos en un libro donde están ilustrados y diagramados. Lo notable de esta producción material está en entregarles a los niños y niñas sus creaciones, enseñarles a leer y escribir a través de un rol directo y participativo y convertir los textos en herramientas de trabajo y análisis para usos futuros y próximos grupos.
A la par de la atención a la niñez, en Tierra Nueva no olvidaron a los docentes de sus programas. Reconocieron que la educación alternativa de Tierra Nueva chocaría, eventualmente, con la educación tradicional del sistema público y privado. Así, con la intención de transmitir la metodología particular de Tierra Nueva y ofrecer apertura pedagógica a los docentes, dieron marcha a los diplomados.
Los docentes estaban acostumbrados a incentivos. Yo quisiera decir que los adultos se subieron al tren, pero muchos no cambiaban el chip tradicional del maestro de se sienta, me escucha y copia. Estaba también la discriminación de docentes, no sabían el idioma. Fue un revuelo el cambiar ideologías: de decir al docente “usted no es el centro, es el niño”. Muchos maestros tenían la vocación, pues fue bonito ver como las herramientas les permitieron hacer cosas nuevas en las escuelas. Coordinadora de área
Tierra Nueva llamó a profesionales para que capacitaran al personal de la organización en temas de talleres y, sobre todo, ludopedagogía, que ha sido una línea fundamental en su pedagogía alternativa. El juego, la expresión y la experimentación son formas de enseñar y aprender. Para Tierra Nueva, el juego abre la educación a conocimientos que la enseñanza tradicional cierra y desdeña.
El juego está presente en programas y actividades de infantes, niños y niñas, adolescentes, asimismo en la capacitación de los diplomados para docentes. En las capacitaciones, por ejemplo, se enseña la apuesta por el juego para hacer más comprensible y amigable la lectura y la matemática.
Educar la adolescencia
El tercer grupo consiste en adolescentes de 15 a 24 años. En especial, jóvenes fuera del sistema escolar. Las necesidades económicas, padres y madres que priorizan los ingresos sobre la educación, la sobreedad son algunas razones de esta población externa al sistema educativo o incluso excluida de él. De ahí que en Tierra Nueva estos adolescentes son una población urgente a atender, que tienen pocas o nulas opciones educativas.
Los programas para este grupo tienen tres líneas de formación: a) derechos sexuales y reproductivos, b) ciudadanía positiva y propositiva y c) formación laboral y emprendimiento. Estas líneas se desprenden de los principios de autorrealización, liderazgo, acceso laboral y comunidad de la visión de Tierra Nueva.
Con respecto a la ciudadanía positiva y propositiva, el objetivo es concienciar al adolescente en la importancia de su participación e involucramiento comunitarios. En especial, jóvenes que se formen como líderes que resuelvan transformar sus comunidades y sus realidades en una época donde apenas hay. Los adolescentes de Huehuetenango están desarraigados, particularmente los rurales.
Son jóvenes de las áreas comunitarias, de diferentes poblaciones mayas. Muchos de ellos con la perspectiva de “yo cumplo 15 años y me voy a los Estados Unidos”, muchos con ese pensamiento que nos les interesa lo que pase en nuestro país. Nosotros decimos ahora “todo este cambio político que se está dando [los acontecimientos ocurridos durante y alrededor de las elecciones nacionales de 2023], los jóvenes son los que están bien involucrados”, y sí los jóvenes, pero urbanos y no los rurales que lo que quieren es irse a ganar dinero.
En Tierra Nueva reniegan quedarse indiferentes ante esta hemorragia juvenil por migración, que desolará al departamento de una generación que no podrá liderarlo ni transformarlo.
Por otro lado, en Tierra Nueva es fundamental formar a adolescentes en destrezas, conocimientos y habilidades laborales, especialmente a adolescentes rurales. Un joven rural tendrá desventaja en comparación a un joven urbano, pues las condiciones socioeconómicas y materiales de una aldea son más críticas, precarias y aisladas que en las ciudades. Por ello, han implementado programas para promover el emprendimiento local, instruir conocimientos básicos sobre requisitos laborales y, sobre todo, enseñar educación técnica.
En esto último ha apoyado el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (INTECAP). Tierra Nueva disponía de espacio y coordinación para los capacitadores que mandaba INTECAP a las comunidades. Sin embargo, se ha dificultado el proceso. INTECAP construyó instalaciones en centros urbanos, por lo que a los jóvenes rurales les era imposible movilizarse hacia allí.
El aislamiento de las comunidades ha sido una problemática que ha identificado Tierra Nueva desde un principio. Por ello, uno de los proyectos notables y estelares con la idea de resolver ese aislamiento, esa distancia fue los centros tecnológicos y de desarrollo humano.
Al saber que a los jóvenes de comunidades les era muy difícil movilizarse a escuelas de centros urbanos, por lo que decidían desertar de cualquier deseo u oportunidad de estudio, en Tierra Nueva resuelven “llevar a los jóvenes la educación”.
Los centros de desarrollo tuvieron un impacto en las comunidades. Iniciamos con una unidad móvil, equipado. Los jóvenes llegaban o los llevábamos con nuestros bus itinerante, y recibían formación. Teníamos promotores, a quienes capacitábamos sobre cómo usar la plataforma. Luego ellos eran los encargados de atender. Recibían módulos, TIC, participación ciudadana y empleabilidad. Actualmente siguen funcionando en Chiantla, Aguacatán, Comintancillo. Jóvenes que no sabían usar computadora, que les daba miedo usar el mouse... Al terminar ellos solos usaban el equipo, se quitaban la barrera.
Los módulos eran elaborados por Tierra Nueva, así como disponer el centro para usos varios como impresiones e investigaciones por internet. Con todo, los centros fueron pensados como espacios para y por la comunidad, sostenibles por los promotores capacitados.
Por último, para este grupo etario fue clave la alianza, en 2022, con la Dirección General de Educación Extraescolar (DIGEEX) del Ministerio de Educación (MINEDUC). Al tener centros establecidos, plataformas educativas y atención a jóvenes excluidos del sistema escolar, Tierra Nueva decidió, estratégicamente, asociarse a DIGEEX para ampliar los servicios educativos e incluir materiales a sus programas. Así, DIGEEX se encarga de la formación, mientras que Tierra Nueva del espacio y educadores.
Tierra Nueva en tiempos pandémicos
Desde 2010 Tierra Nueva entró en una curva de crecimiento institucional. Hasta ahora hemos colocado la educación, especialmente la pedagogía alternativa de la organización, en el centro. Sin embargo, el trabajo de Tierra Nueva se extiende a otros temas y áreas: prevención de violencia, migración, seguridad alimentaria, desarrollo social, empoderamiento político, derechos sexuales y reproductivos. Esta amplitud también se ha traducido en proyectos más allá de Huehuetenango, en San Marcos y Totonicapán.
Sin embargo, el 2020 interrumpió de golpe la dinámica creciente de Tierra Nueva. Fuera de todo pronóstico y planificación, nadie en la organización estuvo preparado para enfrentarse a un fenómeno global que encerró al mundo entero. Irrumpió la pandemia COVID-19.
En medio de la pandemia
Ante una pandemia global, particularmente una que sin previo aviso se instaló con tanta rapidez, cualquier cautela y reacción se quedan cortas. Sin embargo, en Tierra Nueva no permanecieron en una parálisis que congelara su compromiso ni los proyectos. Por tanto, adaptaron en gran parte de 2020 su enfoque con respecto a las comunidades atendidas.
Al principio, redefinieron el trabajo de Tierra Nueva bajo una política de emergencia. Durante el periodo más severo de la pandemia, la organización se enfocó en asistencia humanitaria. Así, readecuaron el presupuesto para priorizar alimentos y kits de limpieza. Fue difícil donar estos paquetes humanitarios al inicio, pues las comunidades estaban cerradas por las restricciones de movimiento de la cuarentena nacional.
Por lo mismo, interrumpieron obligatoriamente los procesos educativos de los grupos etarios. En esos primeros meses de pandemia, el equipo de Tierra Nueva recordó la desinformación y la psicosis que observaban en las comunidades.
Sin embargo, a pocos meses de la cuarentena nacional, Tierra Nueva reanudó los programas educativos y el resto de áreas estratégicas.
En contraste con las ciudades y sectores urbanizados, en las comunidades rurales la pandemia tuvo, tras el revuelo inicial, menor presencia. Por desinformación o por el mismo aislamiento de las comunidades, las restricciones de movimiento y las medidas de distanciamiento social palidecieron. Las personas llevaban sus vidas con normalidad, en contacto y sin mascarillas.
En Tierra Nueva conocían esta dinámica rural de las comunidades, pero eso no significó que no hicieran adaptaciones a sus programas educativos. Al contrario de la vida rural, implementaron medidas de bioseguridad y, sobre todo, hicieron virtuales los programas.
La implementación programática se detiene unos 3 meses, pues no hay acceso a las comunidades. Cuando se abre la oportunidad, se implementa la modalidad de formación virtual. Se hace la inversión en equipo básico para hacer videos, materiales. Se utilizó WhatsApp. Sin embargo, hubo problemas. Cuando el gobierno impulsó su programa de televisión, no tomaron en cuenta que las personas de Huehuetenango, por la frontera, miran más televisión mexicana. En telefonía, solo el 30% tiene teléfono inteligente.
La virtualidad no fue un caso excepcional para Tierra Nueva, sino fue común en colegios, escuelas y organizaciones educativas. Sin embargo, en Guatemala la infraestructura y el acceso de tecnología son limitados o nulos en muchas partes del país, especialmente en comunidades rurales. Más bien, lo virtual fue la modalidad educativa que se improvisó con apremio, por lo que, en definitiva, no sostuvo la educación.
El equipo de Tierra Nueva reconoce que la educación a distancia, configurada en lo virtual, desdeña “el impacto del vínculo humano”. La educación necesita de la interacción y la socialización para mantenerse como instrucción y enseñanza efectivas. Así, consideran que, aprovechando la normalidad con la que vivieron la pandemia en comunidades rurales, la oportunidad de reunir presencialmente a los jóvenes fue importante para no perder del todo ese componente humano de sus programas y su pedagogía alternativa.
Una educación alternativa tras la pandemia
Una particularidad de Tierra Nueva es su trabajo tanto en sectores urbanos como rurales. Debido a este alcance, pudieron observar que, a diferencia de otros estudios de caso, la emocionalidad de los jóvenes por el encierro y el distanciamiento pandémicos varió por contextos.
La pandemia, para algunos, les afectó en el tema que hubo encierro, pero en las comunidades no pasaba nada. No lo vivieron tanto como el área urbana, pues tenían mayor libertad. En el caso de los jóvenes del área urbana, tuvieron encierro. Los jóvenes en el área rural, tal vez les afectó a unos, pero siguieron con su vida normal.
La normalidad, a veces indiferente, de las comunidades rurales contra la psicosis pandémica de las ciudades fue un fenómeno particular que presenciaron en Tierra Nueva. De ahí que las intenciones por procesos o programas psicológicos, específicos para la pandemia, no fueron prioritarios ni necesarios. En Tierra Nueva, más bien, colocaron el foco en otras áreas: la seguridad alimentaria, la migración y la formación de juventudes.
Con respecto a la última área, fue clave la vinculación con Glasswing. Para el grupo etario de adolescentes, con los centros de desarrollo establecidos y las lecciones aprendidas de la modalidad virtual, implementan dos programas educativos con Glasswing. Primero, rediseñaron virtualmente cursos de inglés, que nunca habían integrado al currículo de Tierra Nueva.
Segundo, dieron marcha al proyecto “Jóvenes líderes por Centro América”. El propósito de este programa es arraigar a los jóvenes a sus territorios frente a los deseos de migración, crear identidad y proyección comunitarias y formar profesionalmente a jóvenes en su búsqueda de trabajo o proyectos de emprendimiento.
Atendemos a jóvenes en el sistema y fuera del sistema. Reciben un proceso formativo para que se sientan identificados con su comunidad, conocer tradiciones, personas. En la primera fase, de un mes, deben presentar un material audiovisual. La segunda fase tiene una duración de 6 meses, en donde reciben talleres de formación, tutorías, mentorías, eventos. Adicionalmente sacan una práctica o servicio comunitario. También se da el proceso de formación financiera, para manejar el recurso económico. En la tercera fase los jóvenes pueden perfilar un proyecto comunitario. Entre el grupo deben identificar una problemática y hacen una propuesta, la defienden con Glasswing y se les da el recurso. Tienen una plataforma donde acumulan puntos para ganar premios, interactúan con distintos jóvenes en distintos municipios. En la tercera fase también se da la oportunidad a los no activos laboralmente para vincularse a una empresa privada, donde sacarían la práctica laboral.
El horizonte de Tierra Nueva
Ni siquiera una pandemia global fue suficiente para interrumpir por completo la trayectoria y el trabajo de Tierra Nueva. Sin embargo, implicó para el equipo readaptar y redefinir las metodologías, los programas y los enfoques de la organización. También sufrieron dificultades de presupuesto por la reducción de inversión, así como capacitarse a fuerza de necesidad, a contrarreloj y como fuese posible.
Pese a todo, permanecen en pie, el trabajo no se ha detenido. Antes los nuevos e imprevisibles problemas que la pandemia dejó en su estela, como resumió el director de Tierra Nueva, “no hay cuesta que no cueste, pero no hay cuesta que no termina; arriba se tiene otro horizonte, mucho más amplio”.
En ese horizonte amplio está el deseo de fortalecerse y crecer institucionalmente. De hecho, lo nombran “el modelo institucional de desarrollo”. La esencia de este nuevo modelo para Tierra Nueva estriba en la certificación oficial de todos los programas.
En este momento el paso que quisiéramos dar es que el Ministerio de Educación certifique nuestros procesos. Así, el infante pasa sus cinco años en los centros de estimulación, terminan el programa y pasan al otro programa etario. Reciben su constancia de parte nuestra, pero qué bueno sería que el Ministerio emitiera una constancia de que por cinco años han recibido estimulación, igual en lo de lectoescritura. Desde hace cinco años venimos pensando eso, si convertirnos o no en una instancia educativa.
Consideran que sería beneficioso para Tierra Nueva si logran una relación como la alianza con DIGEEX. A través de DIGEEX certifican a los jóvenes participantes. Sin embargo, el resto del trabajo de Tierra Nueva no es oficializado de ninguna forma.
Con todo, sería fundamental si concretaran el modelo institucional de desarrollo. De hecho, el equipo de Tierra Nueva reitera que tienen “una riqueza institucional muy fuerte”. Han elaborado materiales, módulos educativos, programas formativos, diplomados para docentes, centros de desarrollo, una pedagogía alternativa. En definitiva, tienen una base sólida y experimentada.
Tierra Nueva siempre ha soñado en grande. Al lado de sus sueños ha permanecido sin tambalear el compromiso por transformar la realidad drástica de las comunidades, por jóvenes formados. En Tierra Nueva ven que allá en el horizonte se encuentra la educación.
Notas
Notas generales
Este producto fue diseñado, visualizado y escrito por el equipo de Population Council Guatemala, con colaboración y retroalimentación del equipo de Tierra Nueva ONG, para el proyecto Recuperando la Educación en Centroamérica: Activando Redes y Grupos Asociados (RECARGA).
Las imágenes presentadas fueron tomadas de las redes sociales de Tierra Nueva ONG, compartidas por su equipo o fotografiadas por el equipo de Population Council Guatemala. En casos externos, se indicó la fuente.
Notas específicas
1. El departamento alberga varios centros precolombinos, que demuestran la ocupación del territorio desde el periodo preclásico (también hay un sitio paleontológico, que evidencia la presencia de grupos cazadores recolectores).
2. Gracias a la topografía y lejanía de Huehuetenango, los pueblos indígenas estaban suficientemente aislados. Por ello, tuvieron una relativa autonomía en su desarrollo cultural, lo que difirió con otros pueblos indígenas de otras zonas del país.
3. Decidieron la figura ONG porque se adaptaba a las intenciones originales de recibir fondos, emplear profesionales locales y desarrollar a proyectos importantes.
4. El 15 de febrero de 2024 el equipo de Population Council llegó a realizar un taller participativo, con una duración de seis horas, en las instalaciones de Tierra Nueva. Participaron 12 personas del equipo Tierra Nueva.
Los objetivos del taller fueron, a través de una discusión grupal guiada y una línea de tiempo, a) recolectar la historia local de Huehuetenango, b) documentar el desarrollo organizacional y educativo de Tierra Nueva, especialmente durante y tras la pandemia y c) entender el ecosistema educativo en el que se encuentra el socio.
Uno de los productos fue este estudio de caso en forma de historia narrativa, elaborada luego de un proceso de sistematización del taller, revisión bibliográfica, estadísticas, archivo audiovisual y entrevista. El shorthand fue una colaboración entre Population Council y Tierra Nueva ONG.
Bibliografía
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