Estudio de caso: Puerta de Esperanza
Una esperanza en medio de comercios, pregoneros y mercancías
A lo hondo de la ciudad de Guatemala, habita un mundo profundamente conectado con las normas y la dinámica de la capital, pero es, además, un mundo con vida propia. Desde el amanecer hasta el anochecer, entre los ríos de gente y los rugidos de los camiones que traen y llevan mercancía, no cesa el trajín del comercio que fluye entre locales y negocios apilados uno tras otro a lo largo de manzanas enteras, atendidos por comerciantes, individuos o incluso familias completas, que pregonan desde botes de pintura invertidos para usarlos como sentaderos. Este mundo es uno de los mercados más importantes y grandes de la ciudad: La Terminal.
La Terminal es realmente particular, pues, más allá de ser un corazón comercial, es una sociedad con sus propias organizaciones y normas sociales. La población del mercado no solo está compuesta por comerciantes y mercaderes, sino por familias nucleares y extendidas. Algunas residen en los locales donde trabajan sus negocios o en los alrededores del mercado. Así, el hogar completo, incluidos niños y jóvenes, forman parte de la dinámica comercial de La Terminal, donde deben priorizar el comercio y los ingresos económicos sobre cualquier otra actividad y aspecto.
Por otra parte, los comerciantes y mercaderes están organizados según regulaciones de precios, seguridad comunitaria, distribución de espacios, entre otros. Al punto donde existe un Comité de Vendedores que supervisa la dinámica general de La Terminal.
Esta sociedad comercial de La Terminal se ha agrupado a pesar de y por la ausencia del Estado. Por tanto, el mercado no ha sido planificado del todo en términos de eficiencia y vida urbanas. Así, alrededor y dentro de La Terminal la precariedad y la desigualdad han sido problemáticas reales e ineludibles. El Estado tampoco ha mostrado demasiados esfuerzos en pos de la mejoría de La Terminal.
En tiempos recientes, la presencia estatal ha sido contestada por la población del mercado, que la ve como estorbo, perjuicio u oportunista. Sin embargo, se ha politizado últimamente el Comité de Vendedores, adjudicándose poder político alineado a intereses partidistas. Un comité que se ha alejado de representar las necesidades y demandas de la población general, mientras se ha acercado peligrosamente a agendas ilícitas e ilegítimas que benefician a grupos y políticos específicos.
En este contexto, donde se ausenta el Estado para proveer condiciones básicas y dignas de vida urbana, donde el mercado ha sido cooptado por el Comité de Vendedores que lucra injustamente de la renta de los comerciantes, donde el comercio está bajo servidumbre del día a día por una economía de supervivencia, La Terminal supura problemas sociales.
Esto lo sabía de sobra una voluntaria que frecuentaba La Terminal, que conocía la realidad desigual del mercado. En 2012 trabajaba en una organización, desde hace doce años, cuya labor apuntaba a resolver la situación de calle de la población de La Terminal. En ese año propuso un proyecto de prevención de drogas y violencia. Sin embargo, la organización clausuró por falta de financiamiento, echando al suelo la propuesta.
Gracias a su labor en la organización y sus antecedentes en programas sociales y misioneros, la voluntaria fue nominada en ese mismo año a un premio internacional, Individuos Inspirados, por parte de Tearfund. Lo gana y recibe fondos. Mientras piensa con detenimiento qué hacer con el dinero, decide disponer un año entero de voluntaria en Panamá y Costa Rica. En lo hondo de su corazón, sin embargo, estaba La Terminal.
Debido a su cercanía con La Terminal, reconocía las abundantes necesidades y dificultades que la población del mercado sufría a diario. Además, no había renunciado a su idea de prevención que había propuesto cuando aún existía la organización en la que trabajó por doce años.
Fue así que decide, tras un año, regresar en diciembre de 2012 a trabajar de lleno en La Terminal. De este compromiso nació, más tarde, la Asociación Puerta de Esperanza.
Un contexto histórico de La Terminal
Antes de adentrarnos a la historia de Puerta de Esperanza, es necesario conocer el contexto histórico de La Terminal.
El mercado La Terminal se ubica en la ciudad de Guatemala, entre la zona 8 y 4 de la capital. A mediados del siglo XX surge La Terminal, como la estación de buses más grande de Guatemala, a donde llegaba el transporte desde el occidente, oriente y sur del país. Poco a poco llegó el comercio al lugar y a medida que pasaba el tiempo este se expandía, convirtiéndose en una central de abastecimiento y mayoreo. Su ubicación responde a la planificación urbana de la época, cercano a espacios financieros y residencias lujosas, pero también a un eje comercial dinámico como la Avenida Bolívar. Tras el inicio de la era democrática en 1985, el comercio informal aumentó.
Por el carácter informal del mercado no existen leyes, reglamentos o normas reguladoras, tanto para la convivencia, la fiscalización, lo laboral o lo tributario. Por tanto, la organización y estructuras de los comerciantes es una de las características de La Terminal. El mercado incluso se ha hecho cargo de la seguridad de este. Cada sector cuenta con reglas implícitas. Se trata de un espacio dinámico, cambiante y lleno de complejidades.
Un ejemplo notable de esta organización social de La Terminal se evidenció cuando la alcaldía capitalina tuvo la iniciativa de trasladar La Terminal al CENMA (Central de Mayoreo). Sin embargo, la organización y la estructura de los comerciantes se resistió y finalmente permanecieron en este sector.
Por otro lado, la organización social del mercado llegó a formar el Comité de Vendedores de La Terminal, una estructura con gran poder en el mercado. Este se encarga del parqueo, seguridad y mantenimiento. Sin embargo, la administración del dinero no es clara y muchos han denunciado abuso de poder por parte de sus integrantes. El poder del Comité va más allá de las calles y avenidas que lo componen. En años anteriores, ha ganado poder político; por ejemplo, apoyando a los expresidentes Jimmy Morales y Alejandro Giammattei y a la candidata a la presidencia Sandra Torres.
El mercado cuenta con la presencia de distintas poblaciones, desde migrantes, familias enteras, indígenas o capitalinos. Entre estos grupos, resalta la niñez trabajadora y en situación de calle. La población de este sector de la ciudad ha sido excluida, abandonada y estigmatizada, denominando dicha área como “peligrosa”.
La falta de regulación por parte del Estado dentro del mercado lo ha hecho desordenado y desigual. Al no proveer de condiciones urbanas dignas y servicios básicos, surgen problemas de hacinamiento, escasez de servicios públicos, renta desregulada. Asimismo, el problema del analfabetismo está presente en La Terminal. En una sociedad donde el comercio impera sobre el resto de áreas, por la necesidad de sobrevivencia, el trabajo infantil es un fenómeno común. Además, hay limitadas escuelas públicas en La Terminal, solamente tres.
El mercado La Terminal ha experimentado pérdidas a lo largo de los años. Este se ha incendiado varias veces y en cada uno de ellos, los residentes del mercado han perdido sus productos y puestos. De hecho, una de las escuelas que opera dentro de La Terminal se quemó durante un incendio en 2014, esta ofrecía educación para niños en sobreedad, quienes ya no son aceptados o recibidos en instituciones educativas por dicha razón. DIGEEX ha sido la entidad encargada de acreditar la primaria acelerada que se imparte en el mercado.
Por último, el mercado La Terminal se vio gravemente afectado por la emergencia sanitaria por COVID-19. El trabajo informal fue un sector impactado por las restricciones (movilidad, cuarentena, toque de queda) establecidas por los gobiernos de la región. En La Terminal, en distintas ocasiones, se perdieron productos ante el cierre del país, impactando negativamente en la economía de sus hogares. Las ventas bajaron y los productores también tuvieron dificultades para movilizarse. Los clientes no se acercaban a los puestos por el temor al contagio y las disposiciones presidenciales.
Este panorama que desoló las actividades comerciales del mercado afectó agudamente a las familias que dependen de las ventas, del comercio de supervivencia. Por lo tanto, agravó la inseguridad económica que ya residía en el seno del mercado, pues las familias ven reducidos con preocupación sus ingresos. Paralelo a esto, los establecimientos educativos fueron cerrados por motivos de restricciones sociales, recluyendo a la infancia y la juventud al encierro doméstico. Esta situación hace peligrar los destinos de los niños y jóvenes estudiantes, pues muchas familias han malinterpretado que sus hijos están sin mayor ocupación. Con todo, las posibilidades y la tolerancia por el trabajo infantil podrán exacerbarse.
Los inicios de Puerta de Esperanza
Tras la clausura de la organización donde trabajó por doce años y la adquisición inesperada del premio, ante la voluntaria, que más tarde se convierte en directora de Puerta de Esperanza, se abrieron muchas posibilidades, pero en el centro permanecía, como si fuera una imagen inamovible en el horizonte, La Terminal.
Al regresar de sus viajes de voluntariado, decidió comprometerse a continuar el trabajo que la organización desarrolló en La Terminal. Sin embargo, a falta de la organización, tuvo que arreglárselas para concebir un proyecto que fuera fundamental para la población del mercado.
Desde un comienzo tuvo claro el problema de empezar un proyecto distante de las necesidades más importantes e ineludibles de la gente de La Terminal. Por lo tanto, resolvió dedicar un año entero, todo 2013, a conocer de fondo el mercado y las cuestiones más aquejadoras para su población. Fue un fundamental proceso de campo que cimentaría las bases del trabajo educativo de Puerta de Esperanza.
Me iba a los diferentes lugares de La Terminal. Me iba al basurero y ahí me sentaba en esos sus botes que tienen de pintura, que son sus banquitos. Ahí me sentaba a platicar con una señora, con otra señora, porque yo no quería decir “ay, vamos a hacer esto”, sino que era en función de qué consideraban ellas que eran la necesidad.
Fue un año de hacer rondas de observación de la dinámica y la realidad del mercado. Asimismo, llevó a cabo visitas regulares a madres y jóvenes para comprender sus principales necesidades y para, sobre todo, conocer sus historias de vida. Conceptualmente, 2013 fue un periodo para forjar relaciones de confianza con familias que, más tarde, formarían parte de los programas de Puerta de Esperanza.
De este ejercicio anual de observación y visitas regulares, las familias expresaron una misma urgencia: la educación. Principalmente, las madres estaban preocupadas por la educación de sus hijos, pues tenían dificultades para realizar tareas escolares o no estudiaban al no haberse inscritos.
Por otro lado, la directora identificó que la educación no era una necesidad exclusiva en los hijos. Las mismas mamás eran analfabetas, no sabían leer ni escribir. El analfabetismo les impedía acompañar y atender escolarmente a sus hijos.
Asimismo, les perjudicaba en sus actividades comerciales. Por ejemplo, las mamás llenaban costales de material reciclable que intercambiaban por dinero. Sin embargo, la directora reparó que los agentes de recicladoras falseaban las pesas y los cuadernos de registro, a oscuras del conocimiento de las madres que ignoraban la estafa por su analfabetismo.
Con todo, al tomar la educación el centro de las necesidades, a finales de 2013 la Asociación Puerta de Esperanza se inscribió legalmente y, al año siguiente, da marcha al primer programa: los refuerzos escolares.
En un principio, alquilaron una habitación hecha de láminas donde convocaron a los primeros jóvenes, de las familias del proceso de campo, que recibieron el programa. Por otro lado, para varios jóvenes era imposible abandonar los negocios donde laboraban. Puerta de Esperanza no se olvidó de ellos e implementó el “trabajo de calle”. Así, educadores de la organización visitaban directamente los puestos de negocio y locales de estos jóvenes para trabajar el programa de refuerzo escolar.
Estos primeros programas y pasos con respecto a la educación fueron los cimientos sobre los que construyeron la labor educativa de Puerta de Esperanza.
La labor educativa de Puerta de Esperanza
La educación para Puerta de Esperanza estuvo presente desde un comienzo1, resultado de las urgencias expresadas por madres y jóvenes del proceso de campo. A lo largo de los años han agregado y robustecido programas educativos, al punto de definir una labor propia de la asociación.
En el fondo, el principio educativo de Puerta de Esperanza es hacer la educación lo más accesible en La Terminal. De ahí que la labor de la asociación tenga en cuenta la educación de calle y alternativa. Es más, no solo es un principio sino una necesidad en un contexto donde la juventud está entre la precariedad urbana y el trajín comercial.
Refuerzo escolar: acompañamiento y recreación
Las madres y jóvenes del proceso de campo urgieron una necesidad: el acompañamiento en el aprendizaje y las tareas. De ahí que el refuerzo escolar fue el primer programa educativo que desarrolló Puerta de Esperanza.
Una mitad de la base del programa es acompañar a jóvenes, estudiantes de escuelas públicas, en su formación educativa, con educadores acompañándolos en la elaboración de tareas y proyectos escolares. La otra mitad son los programas recreacionales que planifica y efectúa Puerta de Esperanza con los jóvenes partícipes. En un contexto dominado por la dinámica comercial y la supervivencia económica, donde desatender el negocio equivale sufrir pérdidas irrecuperables, la recreación es ajena a la vida urbana del mercado.
Por ello, en Puerta de Esperanza consideran fundamental espacios y ocupaciones de diversión y esparcimiento para jóvenes atrapados en el comercio y el trabajo. El curso de vacaciones ha sido un programa dentro de esta área recreacional. Tras el ciclo escolar, noviembre y diciembre han sido meses vacantes y vacacionales para los jóvenes. Puerta de Esperanza ha aprovechado este periodo para ofrecer excursiones y actividades lúdicas como métodos de entretenimiento y formación.
A lo largo de los años Puerta de Esperanza ha residido en distintos sitios donde reunían a los jóvenes participantes para recibir el refuerzo escolar. En un principio fueron pequeñas habitaciones de láminas, rentadas dentro del mercado.
Más tarde, se relacionan con la guardería pública de La Terminal2. Puerta de Esperanza se vinculó con la Secretaría de Bienestar Social (SBS) en 2016 para formar parte del Programa de Atención Integral. La asociación consensuó un convenio con la SBS: la guardería de La Terminal se compartiría con Puerta de Esperanza, en tanto esta proveería la alimentación y los educadores.
Fue así que, hasta 2020, la guardería sirvió de sede principal para el refuerzo escolar de Puerta de Esperanza. Esta situación no estuvo libre de problemas propios que emergen de cualquier compartición de un lugar con alguien, en especial con empleados públicos. Problemas de discriminación, de desacuerdos, de intransigencias con el personal municipal.
Todos [los empleados municipales] se quejaban: "están desperdiciando agua". Hacían sentir mal a los chicos, que llegaban de diferentes sectores: "no hagan bulla". Nos molestaban con "tengan cuidado con los pequeños". Y aún así siempre nos pedían favores, "nos pueden compartir tal cosa".
Acercar la educación: soluciones alternativas
Otro de los pilares educativos de Puerta de Esperanza son sus programas de modalidades flexibles. Este tipo de educación atiende a jóvenes y adultos que han estado fuera del sistema de educación pública y privada por razones de pobreza, falta de oportunidades, deserción, entre otras. Este pilar conserva el giro propio de Puerta de Esperanza: acercar la educación a quienes más lo necesitan y más se les dificulta obtener.
Uno de los primeros programas, iniciado en 2015, fue la alfabetización de madres de La Terminal con CONALFA, una institución pública que ofrece jornadas de alfabetización a lo largo del país. En el proceso de campo la directora reparó en las comunes estafas que sufrían las madres analfabetas con los agentes de las recicladoras. De ahí la necesidad de ofrecer alternativas para la educación de estas madres.
Generalmente CONALFA imparte su programa de educación alternativa en sedes establecidas. Sin embargo, en Puerta de Esperanza conocían la realidad de La Terminal, donde hay un sinfín de impedimentos para jóvenes y adultos en asistir a centros de educación sin las preocupaciones diarias de sus labores comerciales. Por ello, tuvieron que negociar con CONALFA para usar su programa de modo ambulante; es decir, llevar las jornadas de alfabetización a las casas o negocios de las madres.
Sin embargo, el convenio se rompió en 2017, pues CONALFA demandó establecer una sede donde reunir a las madres. Por tanto, buscaron otras opciones alternativas, hasta que dieron con IGER. Especializada en proveer educación híbrida en formatos radiofónicos y acompañamientos presenciales, se alían con esta institución privada para suplir la educación alternativa a madres y jóvenes en sobreedad o con escolaridad incompleta.
Lamentablemente, la vinculación duró hasta 2021 por los altos costos que requería IGER para pagar y obtener su material y servicio educativos. Sin embargo, continuaron la misión por la educación alternativa al vincularse con PRONEA. Este programa forma parte del Ministerio de Educación, y brinda educación a distancia a través de módulos virtuales y cursos remotos. A pesar de que en Puerta de Esperanza reconocen que no está al mismo nivel pedagógico que IGER, conservan el compromiso, dentro de sus posibilidades, de acercar la educación a madres analfabetas y jóvenes excluidos de la educación pública y privada.
Una educación para y por todos
Para Puerta de Esperanza la educación, sea reducida o fragmentada por los problemas nefastos de las ciudades desiguales, es un derecho universal.
Puerta de Esperanza se ha caracterizado por su compromiso de llevar la educación a los jóvenes y adultos participantes de sus programas. Si no pueden recibir educación en un sitio establecido, con equipo y material escolar, donde se reúnen con sus educadores y conviven con sus pares, en Puerta de Esperanza tienen claro que la educación puede ser acercada a sitios vecinos de los negocios y los hogares del mercado.
Los programas del refuerzo escolar y la educación alternativa tienen modalidades ambulantes. Las educadoras de Puerta de Esperanza mudan los programas hacia lugares convenientes accesibles para sus estudiantes. Por ejemplo, el programa Caminando Juntos fue una serie de talleres abiertos y de educación no formal sobre el desarrollo de habilidades blandas y escuela de madres.
Puerta de Esperanza incluso ha llevado sus programas educativos más allá de La Terminal. En 2015 muchas familias de La Terminal, quienes participaban en programas de la asociación y vivían en el basurero del mercado en condiciones sumamente pobres, fueron asesoradas y guidas por la directora para asentarse en Granjas Gerona, una comunidad del municipio San Miguel Petapa. Puerta de Esperanza, a pesar de que salieron del mercado, no se olvidó de esas familias.
Se fueron varias familias para allá. Eran como 25 o 28 niños los que se fueron para vivir. Surge el programa de seguimiento. Tratamos de seguir apoyando y que sigan en el tema de educación. Entonces hacíamos visitas durante el año, apoyábamos para el ciclo escolar. La cosa es que siguieran estudiando. Hace dos años [2021] surge la oportunidad de talleres, queríamos que recibieran los talleres de prevención. Empezamos a impartir una vez cada 15 días, en el asentamiento. Directora
Así, los niños de Granjas Gerona, que antes residían en La Terminal, han recibido desde 2015 los programas de refuerzo escolar y talleres, llamados Aprendiendo a Vivir Juntos, sobre prevención de violencia. Aunque en la vinculación con estas familias aún permanece La Terminal, su lugar de residencia no ha determinado el cese del apoyo de Puerta de Esperanza, gracias a los principios de la asociación.
Asimismo, es destacable que para Puerta de Esperanza la educación se construye por todos. Ejemplo notable de este principio lo demuestra el trabajo institucional de Puerta de Esperanza, desde la logística hasta la educación, sostenido, en parte, por los voluntariados.
Los voluntarios son, principalmente, jóvenes que han participado o participan en los programas de la asociación. Se han voluntariado por pasión, interés y agradecimiento para con Puerta de Esperanza. Asimismo, han llegado amish y menonitas3 extranjeros que han voluntariado temporalmente en los programas educativos, cuya presencia ha sido constante a lo largo de los años.
Puerta de Esperanza en tiempos pandémicos
Hasta 2020 la trayectoria de Puerta de Esperanza describía un crecimiento institucional a partir de la creación de nuevos programas educativos y el fortalecimiento de los establecidos, la vinculación con donantes y organizaciones civiles, el reconocimiento en La Terminal por la proyección comunitaria que ha caracterizado a la asociación desde un comienzo. Incluso, gracias a la adquisición de nuevos fondos y la indagación con vecinos de La Terminal, consiguieron un soñado espacio propio, localizado en las periferias del mercado.
Sin embargo, en ningún momento estuvo previsto que una pandemia global irrumpiría de la forma que lo hizo el COVID-19. En cuestión de días, tras oficializarse la filtración del virus al país, el gobierno decretó oficialmente cuarentena nacional. La pandemia hizo cerrar La Terminal, el mercado más grande de la ciudad. Y junto a ella, también sobrevino la interrupción tajante de Puerta de Esperanza.
Educar durante la pandemia
Cuando la pandemia asaltó a Puerta de Esperanza, estuvieron obligados a pausar todos los programas educativos. Sin embargo, la actitud filántropa y comprometida propia de Puerta de Esperanza no se suspendió en ningún instante.
Parte del equipo de la asociación consensuó con el Ministerio de Gobernación para atender a la población que quedó mucho más vulnerable por la pandemia. Así, la actual sede de Puerta de Esperanza fue dispuesta como albergue que refugió y acogió a cientos de personas en situación de calle. Por cinco meses, llenos de improvisaciones logísticas, tensiones con vecinos y complicaciones sanitarias, Puerta de Esperanza se dedicó a la labor humanitaria.
En agosto de 2020 reanudan, por fin, los programas educativos. Sin conciencia de lo que traería el regreso, se encontraron con un panorama de suma dificultad, de aguda preocupación.
Convocaron a los jóvenes para el refuerzo escolar con inquietudes y temores por el contagio, aun si prepararon las mejores condiciones sanitarias. Notaron desde un comienzo diferencias en los jóvenes. La primera diferencia la observaron en el estado emocional de los jóvenes. Habían sufrido estragos emocionales por el encierro pandémico y las historias trágicas que acaecieron en el seno de las familias. Estrés, confusión, desánimo, frustración, abandono fueron sentimientos comunes entre los niños y jóvenes participantes de Puerta de Esperanza.
Desde que vino la pandemia no quise saber nada. Me aislé de maestros, amigos, solo iba por la comida, a veces ni iba. No quería seguir estudiando, me era inútil seguir estudiando; me desanimé. Mi mamá se enfermó y fue la excusa para tirar el estudio. Sin embargo, hubo una oportunidad de recuperar, y recuperé trece materias. Para mí fue frustrante. Joven participante de Puerta de Esperanza
La otra diferencia fue el nivel escolar de los niños y jóvenes. El equipo de Puerta de Esperanza notó que a los estudiantes se les dificultaba trabajar las guías escolares o de pleno no sabían leer. De modo que el refuerzo escolar se dirigió a enseñar habilidades básicas, a acompañar aún más de cerca a los niños y jóvenes estudiantes, que se sumó al requisito inevitable de cumplir con las guías escolares.
El equipo de Puerta de Esperanza también estuvo enredado emocionalmente. Acumularon mucho estrés por los esfuerzos genuinos de recuperar la educación perdida en los niños y jóvenes de los programas educativos. Se convirtieron en autodidactas de métodos pedagógicos, de motricidad temprana, de alfabetización básica. Recaía en ellos la carga de la enseñanza y la supervisión, pues las madres y los padres, por obligaciones laborales o necesidades económicas, no atendían ni monitoreaban el aprendizaje de sus hijos. Asimismo, el equipo se frustró por las guías escolares que, en el fondo, parecían más un requisito institucional que una herramienta pedagógica.
Por otra parte, se vieron forzados a autocapacitarse de formatos e instrumentos virtuales. En el tiempo y con los recursos apenas disponibles, en un país con una reducida e inaccesible infraestructura de tecnología, la virtualidad fragmentó la educación de los niños y jóvenes, así como la enseñanza de los educadores. Otra carga adicional para educadores en formarse con apremio, estudiantes sin dispositivos para realizar las guías escolares con secciones virtuales, la improvisación de adaptar los programas de forma remota… La virtualidad no fue, en ninguna instancia, la solución pedagógica que suplió el aprendizaje presencial.
Puerta de Esperanza entre la pandemia y el futuro
La pandemia sin duda agudizó los problemas que afronta la educación en un contexto como La Terminal. Para Puerta de Esperanza no significó cerrar por completo su labor institucional, sino fue una interrupción imprevista, una revisión detenida que adaptó los programas educativos. Ni una pandemia global frenó la misión ferviente de la asociación por educar a quienes más lo necesitan en La Terminal.
Tras la pandemia, Puerta de Esperanza continuó la educación alternativa con PRONEA, adecuó la dinámica del refuerzo escolar en la nueva sede y creo novedosos programas en La Terminal y en Granjas Gerona.
En 2023 abrieron un aula para niños preescolares, llamada Pasitos. Este proyecto fue una respuesta a la cooptación de la guardería pública por el Comité de Vendedores y funcionarios políticos afines. Este problema redujo la cantidad de niños aceptados en la guardería, además de limitar la inscripción y el acceso por estar sujeta a los intereses del grupo que ha tomado la institución. Asimismo, el aula es un programa en contra la secuela trágica de desnutrición infantil que desató la pandemia. Por tanto, el proyecto reúne a niños para otorgarles alimentación y monitoreo nutricionales y útiles escolares.
Asimismo, comenzaron con más propiedad un eje de alimentación. El programa de banco de alimentos se encarga de almacenar víveres que son, más tarde, distribuidos por el equipo de Puerta de Esperanza a familias de los niños y jóvenes participantes. También han implementado sesiones de alimentación en el refuerzo escolar. Aparte de atender una necesidad aún más apremiante tras la pandemia, ha sido una estrategia para negociar y convencer a madres que permitan a sus hijos participar en los programas de la asociación.
Por otra parte, iniciaron el desarrollo de un nuevo eje recreacional. El curso de vacaciones fue interrumpido por la pandemia y, sobre todo, por la extensión del ciclo escolar. Ahora se prolonga a noviembre, lo que deja muy poco tiempo para actividades extracurriculares y extraescolares. Por lo tanto, Puerta de Esperanza ha considerado instaurar un eje recreacional que incluya programas de deporte y arte, que establezca lo lúdico como un aspecto integral de la labor educativa.
Por último, recién implementaron cursos de inglés una vez a la semana, pues es un recurso fundamental para la proyección académica y las oportunidades laborales. En el caso de los educadores, se aliaron con la Universidad Rafael Landívar para recibir capacitaciones en temas de educación y pedagogía, así como beneficiarse de los servicios de odontología, asesoría legal, nutrición y psicología a través del centro de atención integral de la universidad.
Con todo, Puerta de Esperanza no ha detenido su labor educativa y su compromiso con La Terminal. Todo apunta a su deseo y esfuerzo por recobrar el crecimiento que marcaba la trayectoria antes de la pandemia. Los nuevos programas y las innovaciones institucionales son prueba de que la asociación ha abierto una puerta hacia un futuro esperanzador.
Notas
Notas generales
Este producto fue diseñado, visualizado y escrito por el equipo de Population Council Guatemala, con colaboración y retroalimentación del equipo de Puerta de Esperanza, para el proyecto Recuperando la Educación en Centroamérica: Activando Redes y Grupos Asociados (RECARGA).
Las imágenes presentadas fueron tomadas de las redes sociales de Puerta de Esperanza, compartidas por su equipo o fotografiadas por el equipo de Population Council Guatemala. En casos externos, se indicó la fuente.
Notas específicas
1. El 22 de marzo de 2024 el equipo de Population Council llegó a realizar un taller participativo, con una duración de seis horas, en Puerta de Esperanza. Participaron 11 personas del equipo y voluntarios de Puerta de Esperanza.
Los objetivos del taller fueron, a través de una discusión grupal guiada y una línea de tiempo, a) recolectar la historia local de La Terminal, b) documentar el desarrollo organizacional y educativo de Puerta de Esperanza, especialmente durante y tras la pandemia y c) entender el ecosistema educativo en el que se encuentra el socio.
Uno de los productos fue este estudio de caso en forma de historia narrativa, elaborada luego de un proceso de sistematización del taller, revisión bibliográfica, estadísticas, archivo audiovisual y entrevista. El shorthand fue una colaboración entre Population Council y Puerta de Esperanza.
2. La historia de la guardería pública en La Terminal es ilustrativa de la relación del mercado con el Estado y la municipalidad. La directora de Puerta de Esperanza narró la situación con la guardería: "El terreno es de la municipalidad, pero la atención es de la Secretaría de Bienestar Social. Eso tiene que ver como la historia de La Terminal. Arzú quería quitar La Terminal y pasarla al CENMA. Se vuelve una enemistad. Árzú quería hacer viviendas, oficios. En ese momento no se tenía la situación política de antes, y La Terminal se unió para que no la quitara Arzú. Entonces la municipalidad ya no podía entrar. Como castigo, la municipalidad canceló los programas sociales de La Terminal. Ese terreno de la guardería es de la municipalidad; se la dio al gobierno central como usufructo. El terreno no lo quiso asumir la municipalidad por los conflictos."
3. Puerta de Espenza, por cierto, ha mantenido relaciones religiosas en su trabajo. No solo se manifiesta en la creencia religiosa de varios de sus miembros, asimismo en su alianza más importante con Children’s HopeChest. Esta institución filántropa de veta cristiana ha sido fundamental para la asociación, a través de la cual han recibido fondos y contactos que han robustecido su labor educativa. No sobra aclarar que estos aspectos religiosos no son impuestos sobre los estudiantes con otras creencias espirituales.
Bibliografía
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