
Las Hermanas Carmelitas de la Enseñanza Misioneras en Guatemala
Las Hermanas Carmelitas de la Enseñanza Misioneras son una congregación fundada en 1964 por Natividad Martín Fradejas, influenciada por los cambios impulsados por el Concilio Vaticano II. Desde sus orígenes, la congregación ha mantenido un compromiso claro con la educación como medio para la promoción y dignificación de la persona humana, especialmente en contextos de pobreza y exclusión. Su espiritualidad, inspirada en la tradición carmelitano-teresiana, se expresa en una vida comunitaria centrada en el servicio.
En los años 80s, motivadas por el impulso misionero y evangelizador que marcó a América Latina en esa época, la congregación abrió una primera misión en República Dominicana. Años después, en 1997, eligieron Guatemala como nuevo destino para su labor. Fue así como el 1 de septiembre de ese año llegaron al país las hermanas Eutilia Sáez, Cristina de Jesús Reinoso y Savina Almonte.
Al arribar, encontraron una Guatemala marcada por las secuelas del Conflicto Armado Interno, apenas unos meses después de la firma de los Acuerdos de Paz. La memoria de la guerra persistía en los cuerpos y vivencias de los jóvenes, muchos de los cuales, sin oportunidades reales de inserción social, habían sido absorbidos por dinámicas de violencia, pobreza y delincuencia.
Acompañar en contextos de exclusión
La primera comunidad se instaló en El Amparo, una colonia ubicada en la zona 7 de la capital, considerada una de las más empobrecidas y violentas del país. Allí se integraron a la pastoral juvenil y a una pequeña biblioteca parroquial. Desde el inicio, fueron advertidas sobre los riesgos que representaban las pandillas del sector. Sin embargo, su trabajo se enfocó en crear vínculos con la juventud, en muchos casos a través de breves sesiones educativas que, pese a su duración limitada, representaban importantes logros en contextos de extrema fragilidad.
Uno de los grupos con los que establecieron relaciones significativas fue conformado por jóvenes homosexuales y mujeres lesbianas, quienes se autodenominaban, con afecto compartido, "la mara de las chicas". Varias de ellas habían sido víctimas de violencia sexual. Las hermanas, lejos de adoptar posturas asistencialistas o excluyentes, desarrollaron un acompañamiento cercano, brindando apoyo emocional y construyendo espacios de confianza, sin juicios ni imposiciones.
Siete meses después de estar en el Amparo, a solicitud del padre Edgar Valladares, párroco de Cristo Rey, decidieron trasladarse a Concepción las Lomas, una comunidad ubicada en la zona 16 de la ciudad de Guatemala. Con el apoyo de los y las lideres comunitarios fueron conociendo a la población y sus necesidades. Es así como, poco a poco, comenzaron a tener pequeñas intervenciones y apoyos en la comunidad debido a que, en el sector, el crimen organizado tenía presencia activa. En este entorno, muchas familias vivían fracturadas y los niños eran captados por pandillas desde edades tan tempranas como los nueve años, perpetuando un ciclo de violencia del que era difícil salir.
A lo largo de su labor, las Hermanas Carmelitas de la Enseñanza Misioneras han desarrollado un modelo de acompañamiento educativo que va más allá del aula, integrándose a las realidades complejas de los territorios y generando procesos que buscan abrir oportunidades donde antes solo había estigmas y riesgos.
Figura 1. Índice de violencia en la Ciudad de Guatemala. Elaboración propia (2025)
Figura 1. Índice de violencia en la Ciudad de Guatemala. Elaboración propia (2025)
En 1999, fruto de reuniones y análisis con la comunidad y sus líderes, se utiliza un pequeño salón comunitario para ofrecer una oferta de protección a tanto niño sin escolarizar y que se mantenía en la calle. La intervención educativa representaría una parte fundamental para el desarrollo de la comunidad. Tras 2 años de dar clases en el salón comunitario con 47 niños, la necesidad de un lugar para expandirse era evidente y, gracias al apoyo del rector de la Universidad Rafael Landívar (URL), se permite obtener un terreno para construir una escuela para los grados de kínder a primero primaria. En colaboración con estudiantes de la URL y el Club de Rotarios, logran construir un primer espacio durante 2001.
En República Dominicana, ya tenían un modelo similar al de Futuro Vivo, pero la idea era adaptarlo a la realidad guatemalteca en la que ya se habían empapado las hermanas tras su experiencia en el Amparo. También buscaron institucionalizarse, por lo que en 2001 tuvieron negociaciones con el MINEDUC para implementar la educación formal en Concepción las Lomas. Además, ellas siempre han pensado que no solo es el tema de la educación, sino también la alimentación y la salud integral lo que permite retener a los niños en las escuelas. Por lo que durante este momento también brindaban consultas médicas a sus estudiantes.
Aunque empezaron con un espacio bastante limitado, pues solo tenían una pequeña cocina y unos juegos para los niños, su labor fue dando frutos y tuvieron cooperación por parte de España para seguir construyendo un nuevo futuro. Esto les permitió tener un terreno más grande con un huerto y una cocina para todos los estudiantes. Las hermanas se sienten muy contentas de que su equipo sea de la comunidad, porque no solo están ayudando a los niños, sino también a personas de las comunidades a buscar oportunidades laborales dentro de Futuro Vivo. La expansión se da durante 2003 para Futuro Vivo.
Las hermanas, a pesar de los retos enfrentados con el pasar de los años y el poco financiamiento, logran entablar relaciones con el cuerpo diplomático, algunos organismos de cooperación internacional y empiezan a obtener fondos por parte del Estado guatemalteco. Aunque en 2010 se inició con 220 mil quetzales, el fondo se ha ido incrementando gracias a los esfuerzos que cada año realizan las hermanas y personas que apoyan. A pesar del proceso burocrático que ha significado trabajar con fondos estatales, Futuro Vivo es una prueba tangible de cómo la Sociedad Civil sí puede trabajar en conjunto con el Estado.
Con un modelo educativo renovado y el crecimiento de Futuro Vivo en la ciudad, llegó el momento de iniciar un nuevo camino hacia contextos muy distintos a los urbanos. Así, las hermanas se internaron en el área rural de Guatemala, donde habita una población que sobrevive por debajo de la línea de pobreza. Al llegar a Cobán, se enfrentaron con una realidad que les resultaba difícil de asimilar: aún había personas viviendo en condiciones de extrema precariedad.

La realidad histórica de Cobán
Antes de profundizar en la labor educativa de Futuro Vivo en Cobán, es fundamental comprender el contexto histórico que ha marcado a esta región. Desde la época colonial, Cobán ha estado atravesado por profundas desigualdades sociales, económicas y culturales que han contribuido a su condición actual como una de las zonas más empobrecidas de Guatemala. La marginación de sus comunidades, especialmente las indígenas, no es reciente, sino que responde a un legado estructural de exclusión y despojo que continúa afectando el acceso equitativo a servicios esenciales como lo es la educación.
El municipio de Cobán, ubicado en Alta Verapaz, fue fundado por Fray Bartolomé de las casas en 1538 bajo la advocación de Santo Domingo de Guzmán. Cobán es fundado por los dominicos y son precisamente las hermanas dominicas las que llaman a las Carmelitas al proyecto Futuro Vivo en Cobán. El pueblo de Cobán fue convencido por el catecismo y los abrazos de paz, por lo cual el rey de España los nombra Ciudad Imperial en 1558. Este proyecto, respaldado por el cacique q’eqchi’ Aj Pop O’ Batz y avalado por el rey Carlos I, generó una alianza sin precedentes entre los pueblos indígenas y la Corona. Este entramado histórico refleja no solo la complejidad de la colonización de Verapaz, sino también la profunda dimensión política, espiritual y diplomática que marcó el surgimiento de Cobán como un proyecto de encuentro intercultural y pacificación territorial (Guerrero J., 2013).
Durante los siglos posteriores, Cobán se desarrolló como un centro religioso y administrativo. De hecho, durante 1599, fue sede del Obispado de las Verapaces. La región fue bastante estable durante este periodo, pero durante el siglo XIX todo comenzó a cambiar. Esto debido a que, durante las reformas liberales en 1825, los indígenas fueron expropiados de sus tierras para concederlas a las familias alemanas Diesseldorf, Thomae y Sapper, las cuales transformaron la economía local al introducir el cultivo de café a gran escala. Este continúa siendo uno de los mayores cultivos en la región de Cobán, el cual es muy mal remunerado para los jornaleros, llegando a ganar únicamente US$2.00 por día. Esta cantidad no les permite mejorar su calidad de vida ni la de sus familias.
Durante el siglo XX, la realidad de Cobán fue cambiando profundamente. Las desigualdades sociales se intensificaron progresivamente, afectando gravemente a la población local que más adelante sería víctima de las torturas y el terror impuesto por el Estado durante los 36 años de Conflicto Armado Interno, iniciado en 1960 y concluido en 1996 con la firma de los Acuerdos de Paz.
Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), en la región de las Verapaces se registraron 89 masacres, comenzando con la ocurrida en Panzós durante el gobierno de Kjell Eugenio Laugerud García. Los informes de la comisión, representados en la Figura 2, indican que a nivel nacional el 93% de la violencia del Conflicto fue perpetrada por el Ejército, mientras que el 3% es atribuida a la guerrilla.
De acuerdo con el trabajo de documentación realizado por la CEH, se estima que aproximadamente 200,000 personas fueron asesinadas o desaparecidas durante el Conflicto.
Figura 2. Fuente: Elaboración propia (2025)
Figura 2. Fuente: Elaboración propia (2025)
Luego de la masacre de Panzós, las fuerzas del Estado continúan atacando a varias comunidades de la región. Especialmente en Cobán, ocurrieron gran parte de los asesinatos, ya que a partir de 1979 se crea un destacamento militar que convierte en un cementerio clandestino la zona militar 21. Luego de los Acuerdos de Paz, este sitio se convierte en Comando Regional de Entrenamiento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (Creompaz), que operó hasta el año 2004. Sin embargo, no es hasta 2012, con ayuda de la Fundación de Antropología Forense, que en el destacamento militar se encontraron 85 fosas clandestinas con restos de al menos 565 personas. Dentro de estas víctimas, se encontraban niños y adolescentes que presentaban signos de tortura. El caso Creompaz se volvió un símbolo de la búsqueda de justicia ya que, finalmente en 2022, se logró enjuiciar a José Manuel Castañeda Aparicio, un ex comisionado militar responsable de las desapariciones forzadas.
El Conflicto Armado generó un impacto psicosocial y cultural devastador, generando trauma, pérdida de referentes culturales y una reconstrucción social lenta y dolorosa. Casi al mismo tiempo que la guerra interna se adentraba cada vez más en las Verapaces, surge la cooperativa Samac en 1971, la cual tenía dos comunidades que formaban parte de la cooperativa: Sa'nimtaq'a y Samuk. Sin embargo, ahora estaba en manos de las personas locales, ya que por mucho tiempo esta región perteneció a los alemanes. La cooperativa durante el Conflicto perdió parte de su vitalidad debido a la destrucción y el desplazamiento, pero con el fin del Conflicto ha intentado reactivarse, apostando por el turismo comunitario y los tours de café como estrategias para diversificar su economía. Sin embargo, la realidad socioeconómica de Cobán sigue marcada por la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos, lo que provoca que muchos niños y adolescentes abandonen sus estudios.
Figura 3. Mapa hacia la cooperativa Samac
Figura 3. Mapa hacia la cooperativa Samac
Es en este escenario donde intervienen organizaciones como Futuro Vivo, vinculadas a las hermanas Carmelitas que fueron invitadas por las hermanas dominicas, quienes históricamente estuvieron presentes en Cobán desde el periodo colonial. Futuro Vivo busca romper los ciclos de pobreza estructural mediante proyectos educativos y sociales que atienden las necesidades de la niñez y juventud, contribuyendo a la reconstrucción social y al desarrollo sostenible en una región que aún arrastra las heridas de su historia colonial, el despojo territorial y la violencia del Conflicto Armado.

La labor educativa en Cobán
En busca de extender su acción en zonas de mayor necesidad, en 2016 las hermanas contemplan varias opciones hasta que la hermana Uti, que dirigía la obra en Guatemala, propuso establecerse en Cobán. En un principio, se buscaba ofrecer secundarias y universidades en estas zonas, ya que ellas mencionan que esta región está cargada de machismo y a las niñas no se les permite estudiar. Sin embargo, al llegar a Samac en 2016 se dieron cuenta que este contexto necesitaba mucho más de ellas.
La hermana Uti, en una pequeña moto, llega con Carmela a realizar giras por las aldeas de Chicoj, Sanimtaca, Tzimajil y Samac. Comprobando que el nivel, no solo educativo sino de vida, es más precario que el de la ciudad, encuentran niños que emprendían largos viajes de hasta dos horas para llegar a las escuelas. También había ocasiones en que los maestros no llegaban o llegaban fuera de su horario. El largo viaje de estos niños en búsqueda de una educación digna muchas veces era en vano.
Al lograr hacer contacto con los líderes y los abuelos de Samac, algunos aprobaron el proyecto que Futuro Vivo estaba proponiendo. Sin embargo, ante el legado de desconfianza que produjo la guerra interna y la expropiación, algunos de la cooperativa dudaron en aceptar el proyecto. Sin embargo, después de un tiempo se logró una mejor relación, tanto que les dieron en calidad de préstamo una propiedad que antes había sido utilizada como centro turístico, la cual se fue adaptando para tener espacios de cocina, comedor y aulas en donde pudieran enseñara a los niños.
Las hermanas, en sus visitas por estas aldeas, encontraron problemas de alcoholismo, machismo e incluso no podían concebir la idea que hubieran personas que vivieran en condicionas tan desfavorecedoras, donde no tenían platos y mucho menos una cama donde dormir. Cuando comienzan a impartir clases, también se dan cuenta que no solo es necesario promover programas educativos sino también promover programas bilingües interculturales, ya que en su mayoría la población de Samac es hablante q´eqchi´ y esto requiere mayor pertinencia al contexto con el que estaban trabajando. Tal y como lo refleja la Figura 4, la población mayoritaria en Cobán pertenece al pueblo maya Q´eqchi´ con un 96% y el otro 4% pertenece a otros pueblos.
Figura 4. Fuente: Elaboración propia (2025)
Figura 4. Fuente: Elaboración propia (2025)
En paralelo, el programa de educación en Cobán mantiene la misma filosofía que Futuro Vivo de la capital. Las aulas en Cobán funcionan por medio de dinámicas grupales en donde los estudiantes trabajan bajo el lema de “aprender haciendo”. Desde su comienzo, Futuro Vivo promueve la centralidad de los valores y el liderazgo en sus estudiantes. Aunque muchos de ellos vienen de contextos vulnerables, logran comprenderse a ellos mismos como agentes de cambio. Esto se refleja cuando, mediante Asamblea estudiantil, escogen a la “Mejor Persona” fundamentados en principios y actitudes de responsabilidad, respeto, higiene, solidaridad y liderazgo; todo esto promovido desde las aulas de Futuro Vivo.
El enfoque de Cobán es también comunitario, las familias se involucran en la construcción de la escuela, el apoyo con los huertos e incluso la preparación de almuerzo para sus propios hijos. Así como Futuro Vivo ofrece en Cobán una educación gratuita y de calidad, los padres permiten que exista una relación recíproca con Futuro Vivo y, por ello, aportan también al proyecto porque esto genera un sentido de corresponsabilidad.
Los retos tras la pandemia
Tras el comienzo del proyecto en Samac, todo iba marchando bastante bien en ambas sedes. Sin embargo, tras la entrada de la pandemia, la cooperación internacional dejó de enviar fondos a las hermanas. El mayor reto era que no podían aplicar el mismo modelo de guías en casa que en la ciudad, porque al tener espacios con educación tan precarizada en Cobán y por las barreras lingüísticas, a los padres se les dificultaba explicarles a sus hijos las guías y ayudarles. Sin embargo, esto no detuvo los sueños de las hermanas Carmelitas, ya que a pesar de los toques de queda, lograron encontrar soluciones y adaptarse ante la situación.
Al principio de la pandemia, las hermanas hicieron visitas en las aldeas para explicar paso a paso las guías. Pero, gracias a las gestiones de las hermanas, se logró realizar un acuerdo para que existiera un protocolo de asistencia escalonada, un privilegio que muy pocos colegios tenían. La situación sanitaria no detuvo la labor y se comenzó a realizar clases por burbujas, para que los niños pudieran presentarse a la escuela sin riesgo de contagiarse. De hecho, fue la única escuela en todo Cobán que logró mantener sus puertas abiertas para sus estudiantes.
Crédito de fotografía: Futuro Vivo
Crédito de fotografía: Futuro Vivo
“A raíz de la pandemia, había un serio problema de nivel educativo. Niños que entraban y no sabían leer ni escribir”
Los desafíos, sin embargo, no se limitaron al plano educativo. La pandemia coincidió con la llegada devastadora de las tormentas Eta e Iota, que arrasaron la comunidad de Samac e incluso sumuergieron la escuela bajo las aguas. El miedo al virus se entrelazó con el trauma de la destrucción e inundamiento de las instalaciones. Muchos niños aún recuerdan cómo debieron huir a la montaña para salvar sus vidas y las de sus familias. Hoy, cuando llueve, no es raro ver en sus rostros la angustia de aquellos días, pues la memoria del desastre permanece latente. Los centros educativos quedaron bajo el agua. Tal y como muestra la Figura 5, el área más afectada fue Alta Verapaz.
Figura 5. Mapa de centros escolares que sufrieron daños
Figura 5. Mapa de centros escolares que sufrieron daños
Las tormentas Eta e Iota descargaron cantidades extraordinarias de agua en lapsos muy cortos. En algunas zonas de Alta Verapaz, por ejemplo, llegaron a acumularse entre 150 y 200 milímetros de lluvia en tan solo 24 horas. Se trata de eventos que, según los expertos, suelen presentarse solo una vez cada 10 o incluso 50 años. Sin embargo, en ese mes ocurrieron dos veces en cuestión de semanas, dejando a su paso devastación y asombro por la fuerza de la naturaleza (BBC, 2021). Las lluvias no solo anegaron comunidades, sino que dejaron tras de sí un escenario crítico: suelos completamente saturados, fuentes de agua contaminadas y centros de salud seriamente dañados. Hospitales y puestos médicos vieron afectado su funcionamiento, tanto por los daños a su infraestructura como por la dificultad para recibir suministros esenciales. Todo esto ocurrió en medio de la emergencia por el COVID-19, agravando aún más la ya frágil situación sanitaria. La proliferación de enfermedades como el dengue y la malaria, impulsada por el aumento de vectores, fue una consecuencia directa de este colapso ambiental y sanitario (PNUD, 2021).
Imágenes de Alta Verapaz durante los huracanes Eta e Iota
Imágenes de Alta Verapaz durante los huracanes Eta e Iota
El fenómeno del Eta e Iota fue uno de los peores en la región de Alta Verapaz. Fue uno de los departamentos más afectados, no solo por lo que suponían las inclemencias climáticas, sino porque casi todo lo que se podía perder se perdió en localidades en donde la pobreza acumulada durante décadas se hizo presente. Tal y como lo muestra la Figura 6, el municipio de Cobán presenta un 73% de pobreza estructural general y un 63% de pobreza estructural extrema, lo cual refleja que las inequidades presentes en el municipio agravaron la situación durante las tormentas. Las casas en estas regiones están construidas con bajareque o con madera, por lo cual la tormenta arraso totalmente con las viviendas. En uno de los poblados cercanos, un gran deslave envolvió a Quejá en Alta Verapaz. Entre 45 y 60 personas quedaron atrapadas bajo el barro, la mitad de ellos niños (BBC, 2020).
Figura 6. Índice de Pobreza estructural general y extrema (Cobán)
Figura 6. Índice de Pobreza estructural general y extrema (Cobán)
Frente a los retos, también emergieron figuras de esperanza. En 2021, con la llegada de la nueva directora de Futuro Vivo Cobán, comenzó una etapa clave para la recuperación educativa y socioemocional tras el trauma causado por la destrucción que provocaron las tormentas. Su liderazgo fue fundamental no solo para la nivelación académica de los estudiantes, sino también para la gestión de fondos que garantizaran la continuidad del proyecto y una niñez más plena para los alumnos.
Las metodologías nacidas en ese contexto de emergencia fueron integradas al proyecto, manteniendo siempre el enfoque constructivista que caracteriza a las hermanas, pero adaptándolo con sensibilidad a las realidades locales. Porque, en Futuro Vivo, cada crisis se transforma en semilla de aprendizaje y, cada niño, en protagonista de su propio futuro.

La metodología educativa y Educación Bilingüe intercultural
La propuesta pedagógica de Futuro Vivo en Cobán mantiene viva la esencia Carmelita que nació en República Dominicana: una educación centrada en la persona, inspirada en el humanismo cristiano, el enfoque constructivista y el principio del “aprender haciendo”. Educación centrada en la persona y humanizadora. Esta filosofía se adapta a los contextos locales, especialmente en comunidades q'eqchi' hablantes.
Desde el nivel inicial, la enseñanza es bilingüe. En párvulos (4–5 años), las profesoras integran juegos, canciones y actividades lúdicas en q'eqchi' y español. Si un niño no comprende el contenido en español, la docente lo explica con cariño en su lengua materna, garantizando inclusión y comprensión. A través de esta transición suave, se prepara al estudiantado para que, al llegar a primaria, pueda leer y escribir fluidamente en español sin dejar atrás su identidad lingüística.
Pero el enfoque intercultural va más allá del idioma. En Futuro Vivo se reconoce y valora la riqueza de la cosmovisión maya q'eqchi'. Las festividades locales, la indumentaria tradicional, las prácticas agrícolas y los relatos orales se integran al currículo. Al mismo tiempo, se abordan con sensibilidad ciertas conductas perjudiciales como el machismo o la violencia intrafamiliar, enseñando, especialmente en talleres diferenciados para madres y padres, que no toda costumbre es cultura, y que el respeto y la equidad también pueden enraizarse profundamente en lo propio.
La metodología se articula con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y se traduce en proyectos prácticos. En cuarto grado, por ejemplo, los niños cultivan un huerto escolar y enseñan a sus familias sobre la sostenibilidad. En quinto grado, calculan descuentos en mercados locales o crean cuentos para un libro colectivo, combinando lectoescritura con experiencias reales. Así, se logra que la educación no sea abstracta, sino una herramienta viva para transformar su entorno.
Crédito de fotografías: Futuro Vivo
Crédito de fotografías: Futuro Vivo
A partir de 2023, el proyecto fortaleció su área tecnológica con la apertura del Salón de Robótica y Computación, gracias a una donación de ETS América. Allí, bajo la guía del profesor Daniel, los estudiantes exploran el lenguaje de programación con Scratch, creando animaciones y resolviendo problemas con lógica y creatividad. Paralelamente, la voluntaria Silvia implementa el programa Progrentis, que refuerza competencias en lenguaje, matemáticas, atención y autonomía, con un enfoque de aprendizaje personalizado.
El arte, el deporte y la música también tienen un lugar privilegiado. Las tardes se llenan de marimba y canto, y los patios, aunque a veces afectados por la escasez de agua, han sido construidos con el esfuerzo de madres y padres que soldaron, barrieron y cocinaron para hacer realidad la escuela de sus hijos. El club de inglés y los emprendimientos escolares (como bandas musicales en Semana Santa o proyectos ecológicos en 2025) reflejan la intención de formar estudiantes integrales y comprometidos con su comunidad y su medio ambiente.
Crédito de fotografías: Futuro Vivo
Crédito de fotografías: Futuro Vivo
La dimensión socioemocional atraviesa todo el proceso educativo. Tras la pandemia y los huracanes Eta e Iota, muchos niños llegaron con miedos, traumas y desánimo. Hoy, la psicóloga escolar trabaja con ellos y sus familias para sanar esas heridas. Como afirmó una maestra: “Teníamos que ver cómo alegrar sus corazones”. En cada actividad, desde una lectura hasta una dinámica en grupo, se busca que los estudiantes se sientan seguros, comprendidos y capaces de construir un futuro con esperanza.
La educación en Futuro Vivo no se limita a transmitir contenidos; es una apuesta profunda por el cuidado integral, la pertenencia cultural y el liderazgo comunitario. Es un modelo que demuestra que sí es posible enseñar desde el amor, el compromiso y el respeto por las raíces.
La Rab’in Ajaw
Las tradiciones que se incluyen dentro de la curricula de Futuro Vivo son diversas, pero una de las que más resalta es La Rab’in Ajaw: una festividad local que se celebra todos los años en la región de Cobán, Alta Verapaz.
¿Por qué tiene tanta relevancia esta festividad? Las mujeres son el centro de esta festividad porque la traducción es “La hija del Rey”. La festividad es conocida como un concurso de belleza, pero para Futuro Vivo la festividad significa muchos más. Es reconocer la belleza espiritual, las habilidades de liderazgo y el conocimiento de las tradiciones culturales. Las niñas llevan el papel central porque hay comunidades que aún relegan el papel de la mujer a la labor de la crianza y el cuidado de los hijos. Con un significado cultural y simbólico, Rab’in Ajaw es una oportunidad de las jóvenes para influir en la percepción de las mujeres dentro de los entornos socioculturales (Sabane, 2019). Uno de los mayores atractivos del evento es escuchar los mensajes de las concursantes; la oportunidad de hablar en público es lo que hace de Rab’in Ajaw una apertura al lado radical de las mujeres mayas en Guatemala.
En 1978, en el pueblo de Carchá, no muy lejos de Cobán, se celebró un concurso de belleza indígena para elegir a la reina que representaría a su comunidad en el concurso nacional de julio. Fidelina Tux Chub no era una joven indígena común y corriente. Al acercarse al escenario, no interpretó el son obligatorio: una danza indígena acompañada de marimba. En cambio, comenzó su discurso pidiendo un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de Panzós. Ella mencionó esto en su discurso porque, 11 días antes, Panzós había sido víctima del Conflicto Armado y habían arrasado con gran parte de la comunidad.
Aunque este discurso se realizó hace más de 40 años, las realidades para las mujeres Q'eqchi han cambiado muy poco, y los discursos de las ganadoras de Rab’in Ajaw nombran la violencia de género como un problema que ha alcanzado proporciones epidémicas en Guatemala. Las mujeres han sido azoradas por una cultura arraigada de sexismo y machismo. Las mujeres indígenas, enfrentan una situación de vulnerabilidad constante, influida por su origen étnico y la escasez de oportunidades, lo que las expone a diversos tipos de violencia en el ámbito familiar y social.
Las mujeres mayas que compiten para Rab’in Ajaw están educadas y empleadas o continúan sus estudios; son agentes del cambio para las futuras generaciones que vienen detrás de ellas y que Futuro Vivo está empujando a mejores condiciones de vida.


El camino continuo
A nueve años de haber echado raíces en Cobán, Futuro Vivo consolida una propuesta educativa integral que no solo ha crecido en cobertura, sino también en profundidad. Hoy abarca desde párvulos hasta segundo básico, con planes de abrir tercero en 2025, integrando materias clave como emprendimiento, inglés certificado, robótica y herramientas digitales, con la mirada puesta en ampliar las oportunidades más allá de la aldea. Esta evolución ha sido posible gracias a un equipo docente comprometido, en constante formación, que no solo asiste a talleres y retiros intersede, sino que también participa en evaluaciones mensuales para alinear lo pedagógico con el carisma carmelita. La profesionalización es un valor esencial: cada docente debe contar con formación universitaria en educación o psicología educativa. Pero más allá de las aulas, el fortalecimiento comunitario es visible en las visitas domiciliarias, los concursos bilingües, los eventos cívicos y culturales donde la escuela se convierte en una verdadera fiesta de aprendizajes compartidos entre niños, padres y maestros.
Mirando hacia el futuro, la visión de Futuro Vivo es ambiciosa pero profundamente arraigada en su misión. Aspiran a consolidar la secundaria con un enfoque técnico contextualizado desde la agroecología hasta el procesamiento de café, a tejer alianzas con universidades nacionales que permitan a los jóvenes continuar estudiando.
Las hermanas buscan nuevas fuentes de financiamiento para reducir su dependencia estatal y asegurar la sostenibilidad del proyecto. Para lograrlo, están fortaleciendo los vínculos con un grupo de mujeres de Samac que cultivan cacao, el cual luego es transformado en chocolate por algunas colaboradoras de Futuro Vivo. Actualmente, cuentan con una pequeña cocina para la fabricación del chocolate, ubicada en Concepción Las Lomas, llamada Xocolatl.
En conjunto, lo que han construido no es solo una escuela, sino un espacio de vida y esperanza, donde cada niño y niña aprende no solo a leer y escribir, sino a soñar, a sanar y a transformar su realidad. Las Carmelitas Misioneras han respondido así, desde la ternura y la acción, a un verdadero llamado pastoral y educativo que sigue alumbrando un nuevo amanecer para Cobán y sus comunidades.
Las hermanas nos invitan a seguir este camino con valentía, a hacer lío, a ser revolucionarios en nuestras formas de enseñar y de aprender. No podemos seguir guardando silencio ante las profundas inequidades que atraviesan a Guatemala. Pero sí podemos alzar la voz y ser parte activa de proyectos como Futuro Vivo, que apuestan por una educación transformadora y por la construcción de un futuro más justo para todas y todos.
Notas
Notas generales
Este producto fue diseñado, visualizado y escrito por el equipo de Population Council Guatemala, con colaboración y retroalimentación del equipo de Futuro Vivo, para el proyecto Recuperando la Educación en Centroamérica: Activando Redes y Grupos Asociados (RECARGA).
Las imágenes presentadas fueron tomadas de las redes sociales de Futuro Vivo, compartidas por su equipo o fotografiadas por el equipo de Population Council Guatemala. En casos externos, se indicó la fuente.
Bibliografía
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