Estudio de caso: EPRODEP

Comunidad contra la precariedad y la violencia urbanas

Eran los noventas en Ciudad Quetzal, una de las numerosas urbanizaciones que brotaron alrededor de la capital citadina. Estaba llena de rostros inusitados y vecinos nuevos: inmigrantes de distintas regiones del país en búsqueda de oportunidades, expulsados de sus tierras originales por la pobreza y la guerra civil que estaba por acabar. Sin embargo, la esperanza de las familias migrantes de escapar del destierro y el conflicto chocó inevitablemente con el curso urbano de Ciudad Quetzal: la precariedad y la violencia.

El crecimiento urbano de Ciudad Quetzal fue desordenado. El suplir de servicios y recursos básicos para una vida digna no estuvo a la par del crecimiento demográfico.

Las autoridades gubernamentales y municipales estaban ausentes. No les interesaba atender a poblaciones que vivían en territorios calificados como asentamientos, signos urbanos de la desigualdad social. Migrantes, invasores, marginales. Ningún Estado centralizado y autoritario, especialmente uno que estaba entonces en guerra con su propio pueblo, se preocuparía por los derechos elementales de poblaciones vulnerables. Sin planificación ni concierto, Ciudad Quetzal proliferó.

La precariedad, en el desorden, se infiltró en la ciudad. Apenas había oportunidades laborales, obligando a los habitantes a buscar trabajo a la capital. Los servicios públicos recién llegaban a las nuevos hogares, si tenían la suerte milagrosa de recibirlos. La educación era inexistente, sin escuelas públicas ni centros de formación para los jóvenes. Una juventud con pocas chances para realizarse, olvidada en una ciudad desigual.

En esta precariedad, las familias más vulnerables estaban compuestas, principalmente, por madres solteras. En sus historias familiares compartían esposos que escaparon de su rol paternal, hijos seducidos o asesinados por la violencia urbana. Unas madres ignoraban la crianza maternal por salir a trabajar, obligadas por la necesidad económica. Otras cargaban con la doble tarea de trabajadora y criadora. Algunas murieron, dejando en orfandad a niños y jóvenes.

Las juventudes encontraron en la violencia urbana una forma de expresión y pertenencia. Las maras, o pandillas, fueron una respuesta juvenil a la desigualdad social. Gobernaban las calles de Ciudad Quetzal, resquebrajando la vida urbana y el sentido comunitario. En la iglesia se celebraban dos, tres misas con lúgubre frecuencia por el asesinato de un joven. En aquellos tiempos violentos, la juventud estaba en guerra consigo misma.

En Ciudad Quetzal tuvo fundamental presencia la iglesia católica. Párrocos testigos de la juventud violentada, el crimen rampante y la precariedad urbana, construyeron junto con familias y jóvenes una forma de vivir la religión en comunidad: las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), cuya esencia es acercar la iglesia al servicio y proyección comunitarios.

Con todo, en este contexto de precariedad y violencia urbanas, de indiferencia del Estado, una parte de la comunidad decidió tomar en sus manos su propio destino en Ciudad Quetzal. La unión entre las CEB y las madres de familia dieron paso, en 1992, a un compromiso por su ciudad, sus jóvenes y sus vidas. Un compromiso llamado Asociación de Estudios y Proyectos de Esfuerzo Popular (EPRODEP).

La directora de EPRODEP, Mirna Rivas, sobre el trabajo de la organización, la importancia de la recuperación educativa pospandemia a través de la iniciativa Recuperando la Educación en Centroamérica: Activando Redes y Grupos Asociados (RECARGA) y la experiencia con el estudio de caso guiado por Population Council Guatemala.

Historia general de Ciudad Quetzal

Antes de adentrarnos en la historia de EPRODEP, es necesario conocer la historia1 de Ciudad Quetzal, que es parecida a la de muchas otras ciudades marginales y periféricas. Como hemos contado, su historia se ha visto marcada no solo por la falta de planificación, pobreza, exclusión y el abandono estatal, sino también por la violencia.

A las afueras del municipio de Guatemala, se encuentra Ciudad Quetzal, en el sur del municipio de San Juan Sacatepéquez. Este territorio ha sido habitado desde el periodo prehispánico por poblaciones de origen kaqchikel.

Durante la época colonial San Juan Sacatepéquez era un pueblo de indígenas que proveía de mano de obra esclavizada a la ciudad de Guatemala. Actualmente reside población indígena y mestiza. Esto como resultado de los procesos migratorios y de desplazamiento, de las llamadas “invasiones”.

Ciudad Quetzal ha crecido de manera rápida y desordenada, resultando en servicios básicos y condiciones de vida precarias, y en el surgimiento de otros fenómenos, tales como la violencia urbana, de manera paralela experimenta un considerable crecimiento económico y demográfico. Esto ha sido producto de procesos de desplazamiento interno a partir del terremoto de 1976 y la guerra civil que obligó a miles a huir de la violencia y represión. Durante este periodo los asentamientos y expansión de la periferia urbana tomaron fuerza.

En 1987 surgen las Comunidades Eclesiales de Base2 en la parroquia Jesús Nipalakin de Ciudad Quetzal. Las CEB comenzaron a existir en la década de 1960. Son formas de organización política y social en comunidades de ciudades pobres y marginales. Hasta la fecha hay organizadas 43 CEBs en Ciudad Quetzal.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística Guatemala (2018).

Fuente: Instituto Nacional de Estadística Guatemala (2018).

Actualmente, se le denomina una ciudad dormitorio. La mayoría de la población debe desplazarse diariamente a la ciudad de Guatemala por motivos laborales. Las familias de Ciudad Quetzal son de escasos recursos, quienes trabajan en la industria y comercio, con un acceso limitado a la educación y capacitación laboral. Por esta razón muchos jóvenes deben incorporarse al mercado laboral de baja remuneración. La niñez y adolescencia también se ve empujada a trabajar en condiciones precarias e incluso peligrosas, en el sector agrícola o cohetería, cuestión que además limita la posibilidad de continuar estudiando.

Buena parte de la población cuenta solamente con el nivel primario como el nivel máximo de estudios. De igual modo, un considerable porcentaje de población joven entre los 15 y 29 años, no ha alcanzado el nivel primario. Por otro lado, los jóvenes deben desplazarse al área urbana del municipio (o incluso a la ciudad capital) para acceder al diversificado, pues es ahí donde se concentra el servicio. A medida que el nivel educativo aumenta va disminuyendo el número de establecimientos. No es de extrañar que el acceso a la educación universitaria sea aún más limitado.  

Para el año 2018, el municipio se posicionaba en el puesto 7 de 17 municipios con respecto a la incidencia de delitos acumulados a nivel departamental. (Cristosal, 2021)

Los inicios de EPRODEP

La historia de EPRODEP3 refleja la lucha y trayectoria de un grupo comprometido por educar a sus jóvenes, darles un futuro nuevo y distinto del destino violento, injusto y miserable que vivían en Ciudad Quetzal. Asimismo, es la historia de una comunidad que, por su propia labor y acción, sobrellevó dificultades para construirse a sí misma. EPRODEP es el relato de una esperanza que no renuncia a ceder ante la adversidad.

Maternidad y religión ante la desigualdad urbana

En los primeros años de los noventa, la educación en Ciudad Quetzal corría la misma suerte que otros servicios: escasez. Sin planes estatales de urbanización que dieran cuenta de un ordenamiento territorial de la ciudad, solo quedaban los esfuerzos de los habitantes en hacer lo posible por adquirir agua, luz, trabajo y educación.

Trabajar y educarse eran necesidades suplidas externamente de Ciudad Quetzal. El equipo de EPRODEP recuerda que, en ese entonces, solo una escuela pública funcionaba. Los jóvenes, aquellos con suerte en optar por una educación, tenían que movilizarse a la capital u otros sectores para estudiar. Tampoco tenían suficientes recursos económicos si la idea era estudiar en centros privados.

De igual manera pasaba con la cuestión laboral. Obligados a buscar a tan temprana edad por la precariedad urbana, tenían que salir hacia otros sitios debido a la falta de oportunidades de trabajo en su Ciudad Quetzal.

Otro percance para las juventudes era la violencia urbana. Las maras estaban expandidas en Ciudad Quetzal, enquistadas en las calles por fuerza y amenazando a los habitantes con pánico. Sus principales víctimas eran jóvenes, ya sea reclutados a los números de las pandillas o aniquilados en el conflicto por el control de la ciudad.

La juventud de Ciudad Quetzal estaba atrapada entre la violencia y la necesidad.

Madres de estos jóvenes conocían de cerca sus circunstancias. Se negaron a abandonarlos a su suerte, al fatalismo que imponía Ciudad Quetzal. Deseaban un mejor futuro para sus hijos y, por tanto, su comunidad.

Estas madres participaban en las CEB, ya desde hace años en Ciudad Quetzal. Estas pequeñas sociedades, guiadas por padres, incorporaban valores y principios de la teología de la liberación: la fe al servicio de la comunidad. Así, los padres y otros participantes conocían, gracias a su acercamiento comunitario, las condiciones adversas de las juventudes en la ciudad.

Fue así que se reunieron la maternidad y la fe católica para proponer desde las CEB, espacios donde la participación es democrática y colectiva, un modelo educativo para sus jóvenes sin oportunidades. Así nace EPRODEP en 1992.

Los inicios educativos

La idea de un instituto educativo no se materializa oficialmente hasta en 1994, cuando se inscribió legalmente EPRODEP. En el entretanto, el verdadero instituto estaba siendo formado.

La ausencia de servicios educativos públicos y la lejanía geográfica de comunidades rurales fueron adversidades que EPRODEP se esforzó por solventar. Tenían, anticipadamente, claro el perfil que buscaban: niños y jóvenes sin estudio, trabajadores por necesidad, con sobreedad. Así, abordaban directamente a estos niños y jóvenes en sus propios hogares, les comentaban del proyecto y los invitaban.

Muchos de los estudiantes vivían en las comunidades alrededor. El padre y uno de los profesores los pasaban a traer. Querían que fueran a estudiar a como diera lugar.
Facilitadora de EPRODEP.

En un comienzo, los servicios educativos que ofrecían eran dos. Primero, la educación por básicos. EPRODEP recibía a jóvenes inscritos en un salón comunitario de Ciudad Quetzal, en donde se dividían en función de los tres grados de básicos. Sin embargo, tenían una dificultad: la educación de básicos no estaba avalada oficialmente por el Ministerio de Educación (MINEDUC). Por lo tanto, fue fundamental, en esos inicios, la alianza con instituto público Carolingia. A través de este instituto otorgaban certificados y diplomas con aprobación oficial.

Segundo, la educación por capacitación laboral y técnica. En EPRODEP estaban conscientes que, a pesar de la importancia de la educación dedicada, el trabajo era necesario para la juventud por la precariedad urbana. Por ello, abrieron cursos e impartieron contenidos de formación laboral. La intención era educar técnicamente a jóvenes, que pudiesen navegar el mundo laboral y que de ellos naciese proyectos de emprendimiento para la comunidad.

En ese entonces, la comunidad miraba el trabajo de EPRODEP con malos ojos. Observaban a niños y jóvenes excluidos y pobres que se reunían, milagrosamente, a estudiar, con auspicio de un grupo de profesores que trataban, por alguna razón, de educarlos e, inauditamente, comprenderlos... En una época en la que ser joven era sinónimo de ser marero, fue así que a EPRODEP se le juzgaba como “el instituto donde los mareros iban a estudiar”. Así la violencia urbana resquebraja cualquier sentido de comunidad de una ciudad.

La consolidación educativa de EPRODEP

Desde un principio, en EPRODEP estaba clara la idea de hacer un instituto educativo completo4. Es decir, que tuviera, en lo posible, la gama de grados escolares oficiales: de primaria a bachillerato. Además, ofrecer currículo con conocimientos alternativos y no tradicionales.

Por ejemplo, el programa de capacitación técnica y laboral se fortaleció conforme transcurrieron los años. En 1999 el MINEDUC avaló, por fin, oficialmente las carreras técnicas de EPRODEP. Así se consolidó el programa en un centro de capacitación, que terminó de robustecerse con aulas particulares en 2002.

Por otra parte, sin olvidar el contexto en dónde vivían, fue necesario considerar un programa de becas para apoyar económicamente a los jóvenes inscritos y aspirantes. Así, en 1999 inicia dicho programa. Apuntaron a perfiles juveniles de sumo riesgo y vulnerabilidad por la pobreza o la violencia. El programa aún continúa a la fecha.

Con respecto a los grados oficiales, en 1996 dieron marcha al bachillerato. Empezó con un proyecto en la aldea Chillaní, aledaña a Ciudad Quetzal. El equipo de EPRODEP hacía visitas a los jóvenes de la aldea para impartir cursos y materias propios de bachillerato. Se hacían exclusivamente los fines de semana, para adaptarse a la dinámica laboral de los estudiantes. Dos años más tarde se incorporó un programa similar en el instituto de EPRODEP.

A inicios del nuevo milenio, un grupo de maestras albergaba el sueño de dar primaria en EPRODEP. Estas maestras eran egresadas de la organización, fueron parte de las promociones que recibieron básicos. Deseaban devolver a EPRODEP la educación que sin la organización nunca hubieran logrado. El primer recambio intergeneracional de la organización. Asimismo, creían que era una necesidad importante la falta de primaria, especialmente en una ciudad con pocos servicios educativos. Una de las maestras recordó el proceso de concebir la primaria en EPRODEP:

En el 2000 regresamos a EPRODEP y hacemos la propuesta de preprimaria y primaria. Parecíamos ratones de biblioteca, pasábamos días enteros buscando propuestas metodológicas que avalaran lo que queríamos hacer. Investigamos por qué tantos niños se iban y no regresaban, la sobreedad, qué pasa con los niños y niñas trabajadores, que tenían que ir a traer la leña, tortear, infinidad de cosas, que se quedaban cuidando a hermanos, un caso de una mamá de cuatro niñas que fallece. Queríamos responder a las problemáticas que se miraba en las escuelas: una educación tradicional. Estábamos enjaulados, no podíamos opinar; queríamos un modelo diferente. Desde la experiencia, más los conocimientos que adquirimos, traíamos ideas y propuestas que nos ayudaron establecer un modelo pedagógico a través del juego, lo emocional, las relaciones sociales.
Facilitadora de EPRODEP.

Tras dos años de propuestas y discusiones, en 2002 EPRODEP dio inicios al grado de primaria. Así como ocurrió con básicos, mientras finalizaban los trámites para oficializar la primaria, al principio necesitaron de la alianza con una escuela pública de Ciudad Quetzal para entregar certificados y diplomas a estudiantes de EPRODEP.

Por otra parte, como el resto de proyectos y programas de la organización, la primaria tuvo la base de la educación popular, una alternativa al sistema tradicional de la educación pública. Hemos aludido esta pedagogía hasta el momento, pero en el siguiente capítulo la describimos a profundidad.

EPRODEP en tiempos pandémicos

Desde aquel lejano 1992, EPRODEP ha tenido un crecimiento institucional y pedagógico que nunca se ha detenido gracias al compromiso por la educación de la niñez, la adolescencia y la juventud de Ciudad Quetzal. Este crecimiento ha conllevado la creación de alianzas y asociaciones con donantes internacionales, que han sostenido financieramente a proyectos y al instituto.

Estas financiaciones no han estado libre de retos, especialmente a partir de mediados de la década pasada. En EPRODEP reconocen lo fundamentales que son, pero, por otro lado, se han visto obligados a adaptarse a las condiciones y solicitudes de los donantes. A partir de esto han surgido espacios para las mujeres.

A pesar de este reto institucional, en EPRODEP no ha representado desocupar la educación de su misión central. Una misión que se ha fortalecido e innovado conforme ha transcurrido el tiempo y se han maniobrado los proyectos.

Sin embargo, el mayor reto aún estaba por venir. Era 2020, cerca de cumplir tres décadas de trabajo y trayectoria, una crisis global irrumpió en la vida comunitaria de EPRODEP. El instituto fue cerrado por la pandemia COVID-19.

Sobrevivir durante la pandemia

Desde la violencia urbana hasta las dificultades de reclutamiento, EPRODEP ha sufrido adversidades a las que ha sabido sobreponerse. Ahora, la pandemia COVID-19 fue un fenómeno enteramente inesperado que desató una crisis institucional en la organización, forzándola a adoptar un estado de supervivencia.

En primer lugar, EPRODEP tuvo que improvisar nuevos métodos pedagógicos a partir de las nuevas condiciones sociales. El distanciamiento y el estricto control sanitario fueron la nueva norma social que el país tomó para evitar el contagio masivo. Por tanto, la virtualidad se convirtió en la práctica educativa por necesidad y obligación.

Así, el equipo de EPRODEP ideó con urgencia formas remotas de enseñanza, por lo que se capacitó como pudo y de golpe en manejar plataformas digitales, comprar dispositivos tecnológicos para los estudiantes y aplicar la normativa sanitaria a todo nivel.

Esta situación apremiante e improvisada trajo a la luz problemas latentes y creó nuevos. La pandemia dejó en evidencia el limitado o nulo estado tecnológico, tanto en capacitación como en infraestructura, del país. En la mayoría de escuelas públicas, así como en muchos establecimientos privados, la virtualidad se tornó en un método caótico y desigual para docentes y estudiantes.

En EPRODEP no fue diferente, pues encontraron dificultades en educar a los estudiantes por falta de equipo tecnológico. Asimismo, dentro de la dinámica educativa, se encontraron con la imposibilidad de dar seguimiento a los estudiantes en su enseñanza y progreso, debido a la separación física y la ausencia, por diversas razones, de los padres. De ahí que desarrollaron un sistema híbrido, en ocasiones educación remota y en otras presencial.

Nos preocupaba que no se conectaran los niños. Los recibíamos en grupos reducidos, en horarios individuales primero y luego en grupos reducidos. Habían chicos que no hacían las actividades y guías o no se conectaban. No tenían el acompañamiento de los papás porque tenían que trabajar.
Facilitadora de EPRODEP.

Otro problema crucial fue la reducción de financiamiento de donantes. El despojo financiero de alianzas fundamentales se debió a que los fondos se redestinaron para atender la inusitada crisis pandémica. Por ello, en EPRODEP se vieron obligados a dejar ir a gran parte del equipo y a reducir el salario de quienes permanecieron. De esta falta de financiamiento resultó un panorama desolador en EPRODEP.

En 2019 se cierra con 18 educadores y 2021 se termina con 5 educadores. Incluso se evalúa la necesidad de cerrar la primaria o los básicos. Se habría cerrado los básicos por población, donde siempre ha habido menos.
Facilitador de EPRODEP.

La reducción general de EPRODEP provocó que se aumentara la carga laboral en el equipo superviviente. No solo en cuestión de mayor trabajo atendido, sino en el apremio por capacitarse en tanto tema pertinente para una educación remota. Asimismo, hubo impactos emocionales entre el equipo por observar a colegas irse, su economía mermada y los estudiantes en apuros emocionales, sociales y escolares.

Ante este contexto pandémico, en EPRODEP fue ineludible considerar que la educación tenía que acompañarse con ayuda humanitaria. En especial en Ciudad Quetzal, donde la precariedad y la vulnerabilidad se exacerban por la desigualdad urbana. Por lo tanto, concretaron dos decisiones puntuales. Primero, redujeron las cuotas para no cargar con más presión económica a las familias. Segundo, gracias a la alianza con fundaciones, EPRODEP hizo tres entregas de canastas de víveres a familias vulnerables de estudiantes y de la comunidad.

La pérdida de estructura

La pandemia pasó como una tormenta, y tras su estela quedaron estragos emocionales, sociales y escolares que afectaron por igual a estudiantes y profesores de EPRODEP.

A partir de 2022 el equipo de EPRODEP vio con más claridad los lastres emocionales que pesaban en los estudiantes. La pandemia deformó la convivencia con niños y jóvenes energéticos y curiosos a un reencuentro con adolescentes y niños cabizbajos, desalmados y hostiles. Aunque la cuarentena había terminado, los niños y jóvenes aprendieron a estar encerrados, herméticos, en sí mismos. Y con razón, pues en el seno de las familias hubo casos de tragedia por muertes de familiares, de abusos de diferente índole, de distancia de sus amistades.

Los niños más chiquitos se alocaban, no sabían socializar, no toleraban, se escondían, no sabían socializar entre ellos. Era complicado que ellos se adaptaran a la rutina. El ánimo era de desganados, sin querer participar. El encierro causó ansiedad, depresión. Hay alumnos que nunca se quitaron el cubrebocas; no era tanto por la pandemia, sino el querer esconderse todo el tiempo. El autoestima muy bajo. Los chicos venían con violencia, cosas que veían en televisión. Esta pandemia vino a detonar una bomba nuclear.
Facilitadora de EPRODEP.

La situación pandémica desarticuló la trayectoria del instituto, la organización del equipo y la dinámica pedagógica con los estudiantes. Es decir, la virtualidad formó parte, improvisadamente, de la pedagogía popular de EPRODEP, que implicó adaptarse y resolver problemas de enseñanza y aprendizaje remotas. Bajo esta modalidad apremiante de educación, sumado al contexto de difícil economía y socialización, se produjo una “desconexión” en estudiantes y familias.

En estudiantes la desconexión se tradujo en la dependencia del celular. En la pandemia el celular se convirtió en el único vínculo con el mundo, la comunidad y las amistades. Sin embargo, fue contraproducente en tanto los desligó de interacción presencial y de la dinámica escolar. Por ello, en el regreso a clases los niños y jóvenes cargaban con estragos emocionales y sociales, así como con desinterés educativo y problemas en su nivel escolar.

Por otro lado, la desconexión también se contagió en madres y padres. Obligados a desconectarse de asuntos de sus hijos, tenían que priorizar el trabajo por la necesidad económica que agravó la pandemia. Sin el acercamiento ni la observación que proveían los facilitadores en el instituto, los niños y jóvenes permanecían sin ninguna supervisión a la hora de trabajar sus guías y tareas.

Con todo, el equipo de EPRODEP identificó una “pérdida de estructura”: un instituto con una trayectoria ascendente interrumpida, una pedagogía definida por una improvisación urgente y un estudiantado encerrado emocionalmente y disminuido escolarmente.

Tras la pandemia, un futuro reinventado

Ante tantas adversidades pandémicas, el equipo de EPRODEP no renunció a su compromiso por las juventudes y la comunidad. Es más, en el proceso de sobreponerse al panorama de la pandemia COVID-19, resolvieron dar marcha a reinvenciones institucionales y pedagógicas.

Con respecto al trabajo de la emocionalidad de los niños y jóvenes, el equipo de EPRODEP implementó en 2023 dos metodologías, con su particular sello de la horizontalidad y lo lúdico, cuyos objetivos apuntan a fortalecer la convivencia y el autoestima. Una de ellas es los círculos de conexión.

Los hacemos en la primaria, es una cuestión metodológica. Pensamos que no era bueno que vinieran directo al salón. Decidimos que la bienvenida fuera en el patio, un ejercicio de gimnasia cerebral: bailar. Terminábamos con una frase para disponernos al trabajo y socializar y vernos. Si un niño autista pierde el círculo de conexión, pierde el día. Eran como pajaritos que salían por las jaulas, se salían por los agujeros que encontraban. Era complicado encontrarlos, tener a los jóvenes por aquí, otros por allá. Siempre lo hacemos. Nos costó aterrizarlo y aterrizarnos. Evaluamos que los círculos de conexión en las mañanas son importantes.

La otra metodología es las comunidades de vida son espacios para conversar y discutir el autoestima, la salud e inteligencia emocionales, la resolución de conflictos y la convivencia sana. Especialmente importante ha sido el trabajo con los duelos de los niños y jóvenes, que no llevaban acompañamiento psicológico ni familiar.

Por otra parte, la reinvención de EPRODEP ha pasado por la percepción de la comunidad. En un principio el instituto era calificado con prejuicio como un “preventivo”, pues atendía, a propósito, a niños y jóvenes de escasos recursos y presas de las pandillas. A lo largo de los años, gracias a su compromiso comunitario, reflejado desde la especial atención a la niñez y la adolescencia de discapacidad funcional y la ayuda humanitaria durante la pandemia, EPRODEP ha logrado una reputación positiva. Como enfatizó un facilitador del instituto, “ahora nos busca la comunidad, saben de nuestro trabajo”.

El futuro de EPRODEP pareciera que no dejará de lado la reinvención. Acaso ha sido el signo histórico del instituto en sus 31 años de trayectoria. Una motivación por reinventarse galvanizada por el compromiso inquebrantable, ni siquiera en una crisis global de pandemia, por la educación de las juventudes. Mucha más notoriedad y mérito cobra dicho compromiso en un contexto, donde es común la desigualdad, la violencia y la precariedad urbanas, como Ciudad Quetzal.

Esta es una línea de tiempo que sintetiza la historia de EPRODEP. Es decir, sus hitos importantes, sus alianzas institucionales y los servicios y programas educativos que han desarrollado.

Esta es una línea de tiempo que sintetiza la historia de EPRODEP. Es decir, sus hitos importantes, sus alianzas institucionales y los servicios y programas educativos que han desarrollado.

Notas

Notas generales

Este producto fue diseñado, visualizado y escrito por el equipo de Population Council Guatemala, con colaboración y retroalimentación del equipo de EPRODEP, para el proyecto Recuperando la Educación en Centroamérica: Activando Redes y Grupos Asociados (RECARGA).

Las imágenes presentadas fueron tomadas de las redes sociales de EPRODEP, compartidas por su equipo o fotografiadas por el equipo de Population Council Guatemala. En casos externos, se indicó la fuente.

Notas específicas

1. En este contexto histórico de Ciudad Quetzal, se refieren varios datos departamentales de San Juan Sacatepéquez sobre datos municipales de Ciudad Quetzal. La razón proviene de la falta o limitación de datos históricos y estadísticos, propiamente de Ciudad Quetzal, en archivos académicos o bases estatales. Sin embargo, hemos rescatado claves históricas que son pertinentes para el estudio de caso de EPRODEP.

2. Fundamentadas en la teología de la liberación , en las CEB la fe y espiritualidad católicas son inseparables de la cotidianidad comúnmente vulnerable, injusta y violenta de los sectores urbanos en precariedad. La religión, entonces, es una base para crear conciencia de la realidad social e incidir en ella. Es el catolicismo al servicio de la comunidad.

3. El 27 de noviembre de 2023 el equipo de Population Council llegó a realizar un taller participativo, con una duración de seis horas, en EPRODEP. Participaron 10 personas del equipo EPRODEP.
Los objetivos del taller fueron, a través de una discusión grupal guiada y una línea de tiempo, a) recolectar la historia local de Ciudad Quetzal, b) documentar el desarrollo organizacional y educativo de EPRODEP, especialmente durante y tras la pandemia y c) entender el ecosistema educativo en el que se encuentra el socio.
Uno de los productos fue este estudio de caso en forma de historia narrativa, elaborada luego de un proceso de sistematización del taller, revisión bibliográfica, estadísticas, archivo audiovisual y entrevista. El shorthand fue una colaboración entre Population Council y EPRODEP.

4. A pesar de los estigmas y las adversidades, de 1992 a 1997 EPRODEP, con ayuda de padres de familia y la Agencia Española de Cooperación, construyeron en un terreno donado, en una “montañita”, el establecimiento donde actualmente reside el instituto.

5. En el caso de los estudiantes más chicos, el equipo de EPRODEP han incorporado metodologías y prácticas inspiradas en la teoría de desarrollo de Jean Piaget y el método Montessori. Encajan con la horizontalidad, pues desmontan al profesor como figura de autoridad y potestad educativa y, más bien, sitúan al niño y estudiante en espacios de libertad, creatividad y descubrimiento.

Bibliografía

Articulación Continental Comunidades Eclesiales de Base. (2016). El caminar de las Comunidades Eclesiales de Base en América Latina y El Caribe 1960-2016. https://centroamericacmf.org/wp-content/uploads/2016/09/El-Caminar-de-las-Comunidades-Eclesiales-de-Base.pdf

Bermúdez Valle, A. A. (2011). Incidencia Política de las Comunidades Eclesiales de Base en Ciudad Quetzal [Licenciatura, Universidad San Carlos de Guatemala]. http://biblioteca.usac.edu.gt/tesis/28/28_0502.pdf

Celada Villatoro, M. E. (2011). Criminalización, control social y represión de las comunidades en resistencia de San Juan Sacatepéquez, Guatemala y su lucha contra la cementera, 2006 – 2010 [Universidad San Carlos de Guatemala]. https://myrnamack.org.gt/images/stories/fmm/archivos/caso_mack/BECA/tesis-mario-eduardo-celada-villatoro.pdf

Consejo Editorial de Plaza Pública. (2014). Miedo. Plaza Pública. https://www.plazapublica.com.gt/content/miedo-0

Consejo Municipal de Desarrollo del municipio de San Juan Sacatepéquez. (2019). Plan de Desarrollo Municipal y Ordenamiento Territorial. San Juan Sacatepéquez, Guatemala.

Coordinadora Institucional de Promoción por los Derechos de la Niñez. (2019). Organización y funcionamiento de tres Sistemas de prevención a las violaciones de los derechos de la niñez y adolescencia (Chichicastenango, Chisec y Ciudad Quetzal). CIPRODENI. https://www.ciprodeni.org/wp-content/uploads/2019/10/Informe-sistematizacio%CC%81n-de-Sistemas-de-Prevencio%CC%81n-final.pdf

Cristosal. (2021). Desplazamiento forzado interno en Guatemala estudio exploratorio del municipio de San Juan Sacatepéquez.

Domínguez, A., & Pérez Marroquín, C. (2021, noviembre 4). La educación de los niños de la comunidad Ojo de Agua está en vilo por los efectos de la pandemia y el poco acceso a la tecnología. Prensa Libre. https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/la-educacion-de-los-ninos-de-la-comunidad-ojo-de-agua-esta-en-vilo-por-los-efectos-de-la-pandemia-y-el-poco-acceso-a-la-tecnologia/

García Carrillo, A. C. (2021). Exclusión educativa de la niñez con discapacidades en ciudad Quetzal, San Juan Sacatepéquez, Guatemala. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 5(6), 12930–12945. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v5i6.1293

Instituto Nacional de Estadística Guatemala. (2018). XII Censo Nacional de Población y VII de Vivienda.

Ministerio de Cultura y Deportes. (2022). Política Cultural Municipal. San Juan Sacatepéquez, Guatemala. https://www.sicultura.gob.gt/wp-content/uploads/2022/09/6-PCM-2022-San-Juan-Sacatepequez-Guatemala.pdf