ADUS
(Asociación Dejando una Sonrisa)

Transformando vidas y creando futuros
ADUS (Asociación Dejando una Sonrisa) nace desde una intención altruista, donde las fundadoras exaltaban la necesidad de una organización que ayudara a grupos como adultos mayores y jóvenes para afianzar valores como el respeto. Por lo que se empezó a idear un modelo colaborativo con ayuda de los lideres comunitarios de Sacatepéquez, en especial con los COCODES de San Luis Pueblo Nuevo y San Lorenzo el Tejar, quienes recomendaron a 13 jóvenes de entre 11 y 14 años. A través de talleres de artes y oficios, se buscó no solo despertar la creatividad de estos jóvenes, sino también ofrecerles una ruta hacia la generación de ingresos mediante sus creaciones.
Como explica la fundadora de ADUS:
Aunado al estudio, queremos fortalecerles con artes y oficios porque consideramos que los jóvenes tienen mucha habilidad para eso. Son muy inteligentes y necesitan ese apoyo. Entonces queremos tenerlos entretenidos, lógicamente no solo son los talleres, sino que siempre metiendo charlas motivacionales.
Esta visión cobra relevancia en un país fundado bajo bases coloniales y de exclusión indígena. Sacatepéquez y los municipios de Jocotenango, Pastores y Antigua no son exentos. En la actualidad, la urbanización y la gentrificación debido al turismo que se ha incrementado exponencialmente desde 2001, ha llevado a que los niños y jóvenes que aun forman parte de la población indígena sean desplazados hacia las periferias de los municipios.
Ante la indiferencia de los actores municipales y estatales con respecto a la educación, la juventud tiene pocas posibilidades de poder superarse. La esperanza de llegar a sexto primaria se queda en un vago sueño para muchos de los jóvenes y niños. Especialmente para las niñas que llevan la carga sobre sus hombros de ser las encargadas de los espacios domésticos. La vulnerabilidad en la que se encuentran las atraviesa de manera interseccional ya que la población mayoritaria es indígena.
Ante un paisaje precarizado para los jóvenes y niños, ADUS deja una sonrisa en cada adolescente y niño al que le da una nueva esperanza para un futuro digno y una adolescencia y niñez integral, en la que se les brinda acompañamiento educativo y psicosocial. Además de promover espacios de empoderamiento a las niñas y el trabajo continuo con la comunidad, en especial las madres de los niños y adolescentes.
Figura 1. Mapa de Jocotenango, Pastores y Antigua
Figura 1. Mapa de Jocotenango, Pastores y Antigua
La Memoria de Jocotenango
Antes de profundizar en la historia de ADUS, es necesario comprender su contexto etnohistórico. La realidad es que, Jocotenango se remonta a la época prehispánica y colonial como uno de los asentamientos clave de Sacatepéquez, conocido como un "Pueblo de indios" que proveía de lo esencial a Santiago de Guatemala1. Tenían servicios de albañilería, producción de manteca y derivados (Castro, E. 1996). Su importancia se remonta a Pedro de Alvarado en 1528, ya que formaba parte de unos de los asentamientos que estaban a su cargo.
En la actualidad, aunque no exista una división entre barrio indígenas y ladinos, la segregación económica y espacial sigue formando parte de la realidad de las poblaciones indígenas que habitan en zonas sin escuelas, servicios básicos y salud, mientras que los sectores urbanizados y céntricos concentran inversión, comercio y servicios.
El pueblo de Jocotenango, que tuvo raíces en el Valle de Panchoy, era mayoritariamente maya kaqchikel y maya quiché. De hecho, fue de los pocos en la ciudad de Santiago (ahora Sacatepéquez) que tuvo un gobernador indígena. Sin embargo, tras el traslado de la ciudad por los terremotos de Santa Marta, Jocotenango se resistió a trasladarse y, de hecho, muchas de las personas indígenas se dispersaron y terminaron viviendo en otras poblaciones durante el periodo colonial (Castro, E. 1996. p.1). Tras haber sido diezmados por enfermedades y los terremotos que azotaron el departamento de Sacatepéquez y, que también provocaron migración interna de la población, el nuevo pueblo de Jocotenango ya no fue solo indígen. Según datos de 1806, para esa época un poco más de la mitad de la población era "ladina".
Aunque algunos migraron hacia otros departamentos, otros tuvieron que movilizarse a la ciudad. Sin embargo, en el traslado, los jocotecos se dieron cuenta que la ciudad no era su lugar y decidieron volver al campo. Jocotenango es ahora un territorio predominantemente ladino pero que en sus comunidades y en municipios aledaños aún conserva una población indígena. Actualmente, solo el 7% de la población total es indígena y de ese porcentaje el 44% es maya kaqchikel y el 41% es maya quiché. El porcentaje de personas indígenas responde al desplazamiento dado durante el periodo colonial y ante el crecimiento de la urbanización.
De acuerdo con la Figura 2, en el municipio de Pastores la diferencia es más notoria. La población maya kaqchikel es más grande con respecto al 7% de población maya presente en el municipio.
Figura 2. Fuente: Elaboración Propia (2025)
Figura 2. Fuente: Elaboración Propia (2025)

Labor educativa
Aunque pareciera que todo alrededor de la Antigua está urbanizado y que ofrece una calidad de vida digna, se perciben problemáticas sociales que tienen raíces estructurales, pero que adquieren corporalidad a través de una violencia materializada en actos delictivos de la población que utiliza como instrumento a la juventud vulnerable.
ADUS busca como objetivo promover espacios saludables y libres de violencia para los jóvenes en situaciones de vulnerabilidad como alternativa. Tienen un compromiso no solo con promover espacios de formación, sino que también proporcionar herramientas que aseguren sus estudios, como lo son becas y útiles escolares que son brindados por la asociación.
Su labor no comienza precisamente en un centro educativo, sino que en las canchas de fútbol del municipio de Pastores, logrando resignificar los espacios donde regularmente la adolescencia se reunía a evadir la realidad con hábitos nocivos como el consumo de sustancias. A pesar del contexto en el que los jóvenes y niños se encuentran, ADUS buscaba fortalecer sus habilidades y mentalidades para que puedan pensar en un futuro positivo. Y no solo establecer espacios para que ellos se desarrollen, sino que también exista un apoyo por parte de su entorno comunitario y familiar.
La Figura 3 permite evidenciar que Jocotenango y Antigua se enfrentan a una situación compleja de violencia estructural, donde la extorsión domina el panorama delictivo y amenaza particularmente a sectores juveniles.
Figura 3. Fuente: Elaboración Propia (2025)
Figura 3. Fuente: Elaboración Propia (2025)

Juventud y saber
Debido a la escasez de secundarias y diversificado para que los niños continúen sus estudios, las organizaciones que educan fuera del poder estatal han cobrado relevancia para reducir la brecha educativa presente en Sacatepéquez.
Más allá de la transmisión de conocimientos, el voluntariado educativo resignifica espacios comunitarios, construye vínculos afectivos y genera referentes positivos en contextos donde muchas veces predominan la exclusión y la falta de oportunidades. Al involucrar tanto a jóvenes como a adultos en acciones solidarias, estos modelos no solo benefician a quienes reciben el apoyo, sino que también transforman a quienes lo brindan al fomentar la empatía, el compromiso y la participación en la vida social. Todo esto se ve reflejado en lo que engloba a ADUS como organización. Si bien todos son voluntarios actualmente, se busca que más allá de un trabajo comunitario se convierta en su fuente principal de ingresos, ya que todos tienen de dos a tres trabajos fuera para solventarse económicamente.
A pesar de que en un principio caminaron con recursos escasos, tras su institucionalización lograron conseguir personas que creían e invertirían en su labor. En especial Peter Wochinger, que de hecho es una persona muy importante porque sin él no se hubiera logrado establecer el proyecto.
ADUS, fundada en 2009 y legalizada en 2014, adquirió un lugar propio para enseñar a los jóvenes. Se selecciona Jocotenango como sede, por ser un lugar puente entre distintos municipios ya que también llegan jóvenes de Pastores y de la Antigua. Además, desde su sede se ha extendido su impacto hacia otras regiones.
ADUS realiza un trabajo excepcional para despertar el interés de los jóvenes por estudiar y terminar su proceso educativo, en un contexto donde la promoción es baja y la deserción escolar es alta, tal como lo muestra la Figura 4.
Figura 4. Fuente: Elaboración propia (2025)
Figura 4. Fuente: Elaboración propia (2025)
Este trabajo es importante y ha resultado en que exparticipantes son ahora parte del grupo de voluntarios. Los adolescentes regularmente trabajan y estudian durante la semana, por lo cual sus clases son impartidas los sábados. Pero el crecimiento de la población de ADUS en Pastores y la Antigua es justamente liderado por jóvenes, atrayendo a un mayor número de estudiantes. Los líderes recuerdan cómo se introdujeron talleres vocacionales (velas aromáticas, carteras, cajas, piñatas) para generar ingresos y enseñar habilidades prácticas que mantenían un mayor nivel de atención al ser manuales.
Fue muy bonito, porque ahí nos identificamos mucho, realmente todo ese trabajo pues ya estaba dando frutos. Muchos adolescentes, pues, ya miraban el estudio no como algo obligatorio, como decían. Nos topamos con muchas situaciones de jóvenes que nos decían: “mire seño, pero para qué vamos a estudiar, nosotros nacimos pobres, pobre vamos a estar siempre”.
La organización para los adolescentes se convirtió en un refugio en donde el estudio no se veía como obligatorio, ya que implementaban metodologías distintas a las convencionales para nivelar a los niños que tenían dificultades con la lectoescritura y competencias numéricas. ADUS siempre tiene sus puertas abiertas para que los estudiantes sientan que son bienvenidos. No importa si reciben clase o no, el adentrarse en el entorno intencionado a la ayuda promueve que los adolescentes y niños sientan a ADUS como una familia o un hogar del que no quieran irse.

Aprender con la infancia
En un primer momento, el espacio para los niños no se abre en la organización hasta el año 2018, cuando muchas madres llegan a preguntar sobre si se trabajaría con la niñez. La realidad es que, desde el inicio, se habían enfocado en jóvenes al ser los más vulnerables. Sin embargo, cuando se adentran un poco en conocer las realidades de los más pequeños, descubren que una gran parte de niños que estaban en las calles de la Antigua Guatemala eran víctimas de una migración interna desenfrenada, principalmente de Quiché y Huehuetenango. De igual forma, en algunos casos incluso eran víctimas de violencia doméstica por parte de sus padres o eran obligados a trabajar por gente que les había prometido ayudarles a estudiar. Tal y como lo muestra la Figura 5, se evidencian las olas de migración interna a nivel nacional, ya sea por temas ambientales o conflictos internos.
Figura 5. Fuente: Guate en Datos (2022)
Figura 5. Fuente: Guate en Datos (2022)
La primera barrera que ADUS enfrentó fue la lingüística, dado que el 85% de la población con la que trabajaban en ese momento, incluidas las madres con las que comenzaron a colaborar, solo hablaban mam y kaqchikel. Esto dificultaba explicar la importancia de que sus hijos continuaran estudiando, especialmente porque muchas consideraban que lo ideal era que completaran hasta sexto primaria y luego empezaran a trabajar. Esta creencia era aún más marcada en el caso de las niñas, a quienes se les enseñaba que debían quedarse en casa para cuidar a sus hermanos, sin proporcionarles las herramientas necesarias para acceder a una educación digna.
Durante el año 2018, los niños en un principio empiezan con una serie de ayudas con sus tareas, y se contratan maestros para que se les apoye por las tardes con tutorías de refuerzo. Sin embargo, debido a las condiciones alimentarias, los niños batallaban para poder prestar atención. Es por eso que surge la necesidad de crear un programa de alimentación, en donde, se les diera una pequeña refacción para que ellos estuvieran en condiciones óptimas para aprovechar al máximo la ayuda que se les estaba dando con las tutorías. Las tutorías eran facilitadas por Ana y Raul, quienes tenían un tiempo de ser voluntarios apoyando a la organización.
Empoderando generaciones: Hijas y madres
Las niñas son la población más vulnerable, ya que muchas de ellas son obligadas por el sistema a realizar tareas del hogar y no llegan ni siquiera a la escuela para aprender a leer y escribir. En ADUS, la integración de grupos vulnerables como lo son las niñas aporta a que ellas mismas se empoderen y por consiguiente tengan impacto en su alrededor.
Como fue el caso de Angela, una pequeña niña que tenía la intención de superarse y tener una vida profesional. Sin embargo, tal y como relata la directora de ADUS, los discursos de desigualdad se hicieron vívidos en la voz de Angela:
"Seño, yo quiero ser doctora. Seño, yo quiero ser veterinaria". Y ella decía: "pero no lo voy a hacer porque no tengo esa oportunidad".
Con la ayuda del programa de educación, las niñas también han tomado los espacios que les pertenecen. Y si bien ya saben leer y escribir, también han aprendido a manifestar sus deseos y hacérselos saber a sus padres. Hacerles saber que es su derecho poder estudiar.
Las niñas, con su propia agencia, han promovido que sus madres también aprendan, porque ellas mismas han tomado la iniciativa de darles clases. Creando líderes comunitarias que buscan abrir espacios dentro de sus comunidades y cerrar las brechas educativas y de género existentes en Guatemala.

La pandemia no detuvo su labor
La pandemia de COVID-19, que impactó a Guatemala a partir de marzo de 2020, marcó un punto de inflexión para ADUS, obligándola a adaptar sus operaciones y fortalecer su apoyo a las familias de Jocotenango, Antigua y Pastores. Antes de la pandemia, ADUS trabajaba con niños y jóvenes en talleres, tareas escolares y actividades recreativas, ofreciendo refacciones básicas como galletas y jugo. Sin embargo, con el cierre de escuelas y la pérdida de ingresos diarios de las familias, la organización identificó necesidades más urgentes.
Durante la pandemia, ADUS intensificó su enfoque en el reforzamiento educativo, nivelando a los niños según su grado escolar con la ayuda de tutores voluntarios. Este esfuerzo resultó en avances notables: maestros de escuelas públicas comenzaron a notar que los niños de ADUS estaban más adelantados que sus compañeros, especialmente en lectura y escritura. Además, la pandemia reveló las necesidades alimentarias de las familias, muchas de las cuales dependían de ingresos diarios. En respuesta, ADUS comenzó a distribuir bolsas de víveres mensuales y mejoró las refacciones, pasando de galletas a comidas más nutritivas preparadas en la cocina comunitaria por las madres en turnos, lo que también fomentó su participación.
La crisis también destacó problemas sociales más profundos, como el alcoholismo y la desintegración familiar, comunes en su población objetivo, mayoritariamente indígena (85%) y de madres solteras. ADUS implementó una "Escuela de padres" (principalmente madres), enseñándoles sobre derechos y obligaciones, lo que empoderó a algunas a priorizar la protección de sus hijos, incluso frente a padres abusivos. Sin embargo, la pandemia complicó la retención de beneficiarios, ya que algunos regresaron a sus lugares de origen o se resistieron a compromisos como mantener a sus hijos en la escuela, un requisito de ADUS.
A pesar de estos desafíos, la pandemia consolidó a ADUS como un pilar de apoyo integral, combinando educación, nutrición, apoyo psicológico y empoderamiento comunitario en un contexto de adversidad. Aunque antes de la pandemia el ámbito psicológico era visto como un tabú, la necesidad de atender la salud mental se intensifico después de ella, por lo que los sábados se abre un espacio para que las familias se reúnan para recibir terapias grupales y así fortalecer las dinámicas familiares.
Crédito de fotografía: ADUS.
Crédito de fotografía: ADUS.
Creando futuros más allá de Sacatepéquez
A pesar de su labor con los adolescente y niños de Sacatepéquez, ADUS ha extendido su impacto apoyando a comunidades vulnerables en otras regiones de Guatemala. Comenzó con actividades comunitarias como visitas a asilos y obras sociales, financiadas con recursos limitados. Gracias al apoyo de Peter Wochinger, la organización amplió su alcance, proporcionando no solo apoyo educativo sino también proporcionando fondos para la mejora de la infraestructura y recursos básicos a comunidades fuera de su área inicial.
Un ejemplo significativo ocurrió en 2021, cuando ADUS fue contactada por un COCODE (Consejo Comunitario de Desarrollo) de Sololá, específicamente en las aldeas Xiprian, Paquik y Cipresales de Santa Clara la Laguna y San Juan la Laguna, en el Departamento de Sololá. Estas comunidades solicitaron ayuda para mejorar la infraestructura escolar, que carecía de escritorios, baños y agua potable. ADUS ayudó a cuatro escuelas, instalando baños, toneles de agua, áreas de juego y pérgolas, transformando las condiciones de aprendizaje para los niños. Este esfuerzo involucró a toda la comunidad, un nivel de colaboración que, según una de las fundadoras, no se había visto en Jocotenango.
Además, tras los desastres naturales de los huracanes Eta e Iota en 2021, ADUS apoyó a Santa Clara la Laguna y San Juan la Laguna con bolsas de víveres, uniformes y ropa. También extendió su ayuda al Manantial, cerca del Volcán de Pacaya, con la construcción de casas para familias afectadas por inundaciones. La organización también colaboró con FIDESMA en Chimaltenango para apoyar aldeas como San Andrés Itzapa con necesidades locales.
Aunque un proyecto en Monte Rico, Hawaii, no se concretó por falta de interés comunitario, estos esfuerzos demuestran la capacidad de ADUS para responder a necesidades diversas fuera de Jocotenango, desde educación hasta ayuda humanitaria, siempre en colaboración con socios locales y donantes internacionales.
Aunque su apoyo se ha extendido fuera de su lugar base, en sus planes se encuentra expandir talleres a escuelas como la de San Felipe a partir del 10 de mayo, enfocándose en autoestima, emociones básicas y títeres para una educación de calidad. Busca replicar este modelo en escuelas de Sololá, evaluando a niños que necesiten apoyo adicional en ADUS. La organización mantiene su enfoque integral, combinando educación, apoyo socioemocional y trabajo comunitario, ofreciendo un espacio seguro donde los niños pueden equivocarse y ser ellos mismos.



Un compromiso comunitario
Su labor de voluntariado a lo largo de estos 16 años ha sido reconocida. En 2024 se les fue otorgado un premio de ASINDES, una red de organizaciones que trabajan en pro de la niñez en Guatemala. Este reconocimiento destacó el trabajo de ADUS en el ámbito de la educación, el apoyo socioemocional y el desarrollo comunitario, particularmente con niños y adolescentes en comunidades vulnerables de Jocotenango, Antigua, y otras áreas como Sololá.
En ADUS, el saber no se transmite verticalmente; se forja colectivamente en un diálogo permanente con la realidad que la organización busca transformar. Aunque la mayoría de las personas voluntarias conserva empleos fuera de la institución, su participación se sustenta en un compromiso genuino con la comunidad, ajeno a intereses de lucro. Este modelo puede funcionar como un auténtico rito de paso, que convierte el voluntarismo inicial en pertenencia institucional, al tiempo que preserva la ética de servicio y la construcción conjunta de conocimiento que distinguen a ADUS.
En busca de alianzas
ADUS proactivamente ha buscado crear alianzas con los COCODES de Sacatepéquez, pero desde su fundación ha sido un gran reto poder aliarse con las necesidades de las municipalidades. Es por ello que han buscado otras alianzas dentro de Jocotenango, Antigua y Pastores y siempre se encuentran en busca de nuevos trabajos de coordinación para crear espacios seguros.
Notas
Notas generales
Este producto fue diseñado, visualizado y escrito por el equipo de Population Council Guatemala, con colaboración y retroalimentación del equipo de ADUS, para el proyecto Recuperando la Educación en Centroamérica: Activando Redes y Grupos Asociados (RECARGA).
Las imágenes presentadas fueron tomadas de las redes sociales de ADUS, compartidas por su equipo o fotografiadas por el equipo de Population Council Guatemala. En casos externos, se indicó la fuente.
Notas específicas
1. “Las personas indígenas no podían avecindarse en las ciudades españolas, sino en los barrios indígenas separados y que los españoles no podían ocupar; ni siquiera a los encomenderos les estaba permitido radicarse en la jurisdicción indígena de la encomienda. A pesar de esta marginación el grupo indígena debía estar disponible a las necesidades de los españoles, y por ello la proximidad de sus poblados no podían estar distantes de las ciudades de los españoles “. (Konetzke, 1981, p.195).
Bibliografía
Martínez, A. (2022) Despalazamiento Interno a lo largo de los años.
Taracena, J. (s.f). Historia de Jocotenango en la Nueva Guatemala de la Asunción.
Castro Castillo, S. (1986). Nuestra Señora de la Asunción Jocotenango. 1776 – 1950.
Vignoli, R. (2008). Migración interna de la población joven: El caso de América Latina.
Pladeic. (2025). Tipo de hecho delictivo por año.
Instituto Nacional de Estadística -INE-. (2018). Censo Nacional.